Aquí no hay cabos sueltos. La propuesta del senador Macías, de convocar a una constituyente no es aislada y, desde luego, sin temor a equivocarme, el presidente Duque y el jefe del Centro Democrático (CD), Álvaro Uribe, sabían del globo que lanzaría por estos días de descanso el presidente del Congreso.
Para unos sectores no es más que una estrategia que busca desviar la atención sobre proyectos como la infame reforma tributaria; ocultar la crisis que han generado las manifestaciones estudiantiles que rechazan la falta de compromiso del gobierno con la educación pública; Sin embargo, otros, más suspicaces, creen que detrás de esta iniciativa se encierran oscuras intenciones de cerrarle la puerta a ese país que está cambiando y, por supuesto, a novedosas instituciones como la JEP.
Al parecer, la “inofensiva” propuesta del presidente del Senado de pedirle a Duque que convoque a una constituyente con la peregrina justificación de que “tramitar vía Congreso verdaderas reformas es imposible”, tiene su veneno y va más allá de una simple queja legislativa.
Para nadie es un secreto que las verdaderas intenciones del CD y los sectores representados en ese partido, es la latente preocupación por el resurgimiento de las nuevas fuerzas alternativas que en las últimas citas a las urnas -cuatro en este 2018- sacaron de la apatía política a la gente, inspiraron grandes manifestaciones y un cambio cualitativo en la visión política de las nuevas generaciones con resultados inesperados. Esos son, entre otros, los verdaderos motivos de una propuesta que parece traída de los cabellos, y que no es tan inane como la quieren hacer ver algunos observadores políticos o medios de comunicación.
No es tan inocente la propuesta del presidente del Congreso, Ernesto Macías, cuando el gobierno Duque y su partido CD no ocultan el objetivo de hacer trizas el acuerdo de paz, al pretender borrar de un plumazo, por ejemplo, la Jurisdicción Especial para la Paz -JEP-, la instancia más idónea para consolidar la paz y garantizarle el derecho irrevocable a las víctimas de saber la verdad.
En esta propuesta, naturalmente, no está solo el CD, también los parlamentarios que representan sectores (empresarios, ganaderos, agentes del Estado no uniformados) que se niegan a que el país conozca la verdad de lo ocurrido en el contexto del conflicto armado interno.
Colombia está viviendo un momento político tenebroso. Asesinatos a la carta de líderes sociales y exguerrilleros de Farc sin respuesta efectiva por parte del Estado; el resurgimiento de bandas al servicio de castas regionales auspiciadas por el narcotráfico que se oponen a la restitución de tierras, también a los mecanismos de participación política y, por consiguiente, le apuestan al desplome del acuerdo final pactado con Farc.
El contexto político cuenta. La pregunta es para qué los del CD quieren la constituyente: ¿para preservar el statu quo? ¿Los privilegios prevalentes dada su extrema concepción ideológica? ¿O querrán construir una sociedad orientada al desarrollo para expandir su riqueza con equidad e igualdad de oportunidades para todos los colombianos? cosa que dudo. ¿O para virar hacia un país que usa como estrategia el miedo y que promueve la autocensura como mecanismo para evitar ofender a alguien? ¿Refundar la patria?
La propuesta de Macías se presta para múltiples interpretaciones, pero creo que en las actuales circunstancias convocar una constituyente es buscar un quiebre institucional que en nada favorecería al presidente Duque y menos la debilitada agenda legislativa que, a tropiezos, hace tránsito en el Congreso; y tampoco el intrincado compromiso de respetar el acuerdo de paz frente a la comunidad internacional. En este caso los meros discursos no bastan.
El propio presidente no negó si conocía con antelación la iniciativa de su ficha en la presidencia del Senado, pero tampoco fue categórico para rechazar una eventual convocatoria a una constituyente. Trabajar por la fortaleza institucional es tarea de todo jefe de Estado, pero las ambigüedades de nada sirven, tras ellas merodean la desconfianza y el escepticismo y ese es un escenario que el presidente no se puede permitir ahora que apenas cumple cien días en el gobierno.
*Periodista y Analista Político.
@jairotevi