El uso del asbesto es un buen ejemplo de los casos que ocurren en Colombia en donde ha primado la protección al capital privado sobre la salud de miles de colombianos.
El asbesto (también llamado amianto), es un mineral metamórfico, fibroso y resistente a altas temperaturas. Por estas características se ha usado en materiales de construcción como tejas, baldosas y azulejos. Muchas de las viviendas del país son techadas con las célebres tejas Eternit que usan este material. También en productos de fricción como el embrague de automóviles y los frenos, materias textiles termo-resistentes, envases, revestimientos, pinturas, productos de talco, etc.
Sin embargo, desde hace décadas se ha demostrado científicamente que los productos relacionados con el asbesto/amianto provocan cáncer, probándose una altísima mortalidad desde 1906. Ante estas pruebas contundentes, desde 1999 su uso quedó totalmente prohibido en la Unión Europea. En el mundo son 50 los países que prohíben su empleo, fabricación y comercio. En América Latina tan solo 7 países pertenecen a este grupo.
En Colombia, ni los sucesivos gobiernos ni el Congreso han querido aprobar los múltiples proyectos de ley que han sido presentados por la Senadora Nadia Blel para prohibir el asbesto. Tan solo a finales de 2018, el Senado aprobó un proyecto en ese sentido, faltando aun la aprobación en la Cámara de Representantes.
Por el lado de la justicia, un reciente fallo del juez 39 administrativo de Bogotá ordenó a los Ministerios de Salud y de Trabajo, promover una política pública de sustitución del uso de asbesto en el país, al considerar que sí representa un riesgo para la salud, fijando un plazo de 5 años para su reemplazo. Mientras tanto durante este tiempo, morirán más personas por estar expuestas a este letal producto.
No sería extraño que la decisión judicial sea impugnada por los citados ministerios, alegando la afectación económica de las grandes empresas que generan trabajo y riqueza a la nación.
Recae en el Congreso de la República la responsabilidad de dar por fin el paso contundente de prohibir de una vez por todas, la fabricación de productos con este letal mineral.