Cualquier atentado contra los intereses regionales del Bajo Cauca y Magdalena, hiere la susceptibilidad de nuestros pueblos, porque somos una sola familia anfibia; con problemas, necesidades y anhelos iguales que desde tiempos inmemoriales nos identifican.
El problema ecológico, económico y social que ha causado Hidroituango para la Costa Caribe, se vio venir desde hace tiempo cuando por intereses propios de la clase política y poderosa antioqueña se dispuso desviar y cerrarle el paso al caudal natural del segundo rio más importante de Colombia, como lo es el Cauca, so pretexto de desarrollar un macroproyecto de impacto social para la generación de energía.
El monstruo se creció y le está quedando grande a la «ciencia» colombiana, hasta el punto que Hidroituango se ha convertido en un antro para el gobierno actual, apéndice de su mentor político Alvaro Uribe que, a costo de lo que sea se aferra a proseguir con ese proyecto trágico y diabólico para la naturaleza y de repechaje para el pueblo que es el más directo perjudicado de los negociados del Estado.
Empero, no podía faltar la voz vibrante de protesta del pueblo costeño y en general de Colombia que en cabeza de sus más caracterizados dirigentes, incluidos alcaldes y gobernadores, dicen al unísono NO a la descabellada obra de Hidroituango, por ser lesiva para los intereses económicos, humanos y sociales para el país, pero más concretamente para los pobladores del Bajo Cauca-Magdalena.
Magangué, como puerto receptor de una vasta zona del sur del Caribe, fue el primer municipio que levantó su voz en cabeza del alcalde Alí Alí, frenteándole a la clase política y gubernamental de Antioquia por insistir en ese adefesio tecnológico.
No es para menos, cuando nuestros recursos de subsistencia provienen de la zona del Cauca que se enmarca en dos subregiones llamadas Depresión Momposina y Mojana, las cuales se constituyen en las fuentes económicas de la población.
Fauna y flora han llevado del bulto con ese proyecto destructivo que ha dejado sin agua al principal afluente acuático del rio Magdalena. Todos en pié de lucha por la reivindicación de los derechos humanos y la restitución de nuestra riqueza colombiana.