Los feminicidios registrados este año en Magangué han generado el repudio de los ciudadanos, quienes rechazan con vehemencia estos crímenes tan atroces que en su gran mayoría siguen impunes.
Sin embargo, haciendo un análisis más profundo, algunos investigadores y expertos en criminalística consultados por este medio formularon varias hipótesis, de las cuales se destaca una que hace eco de la posible relación existente entre estos homicidios.
En al menos tres de los siete feminicidios ocurridos en 2018, el modus operandis es el mismo. Los cuerpos de las víctimas fueron hallados sin ropa, con signos de tortura y abuso sexual.
¿Qué está pasando? Es la pregunta que se plantea un importante número de personas. ¿El actor material de estos crímenes sería un asesino en serie? Las autoridades no afirman, pero tampoco niegan esta hipótesis.
Los asesinatos
Siguiendo esta conjetura, se analizan los asesinatos similares en modus operandis, estado de la víctima y lugar donde fue encontrado su cuerpo.
El primer caso fue el de Erika Carpio Medrano, la cual fue hallada en una trocha ubicada en la vía que conduce al corregimiento de Henequén con golpes contundentes en su humanidad. Según reportes, la víctima era venezolana.
El segundo suceso a examinar fue la muerte Ginna Roa Henao, habitante de la calle al parecer. El crimen de esta mujer conmovió a los magangueleños debido a que su cuerpo fue encontrado por las autoridades en una tumba del Cementerio Central de esta ciudad, con signos de tortura y agresión sexual.
Por último, el asesinato de una joven que fue encontrada en la vía que conduce a la población de San Rafael de Cortina, que finalmente fue identificado por las autoridades como Luz Karina Rodríguez Cárdenas de 16 años de edad.