La posibilidad de un accidente fatal no ha sido razón suficiente para que decenas de jóvenes dejen de participar en los llamados “piques clandestinos”.
Esta riesgosa moda se ha vuelto popular en el país, hasta tal punto que el año pasado un concejal de Bogotá quiso legalizar este tipo de práctica porque, según él, prefiere que su hijo aproveche la noche para picar y no para rumbear.
Magangué no ha sido la excepción. Los vecinos del barrio San José aseguran sentirse preocupados por la presencia de jóvenes en motocicletas a altas horas de la noche los fines de semana.
“Generalmente compiten a altas velocidades en la calle que colinda con la parte de atrás del hospital. Estamos listos para emprender una campaña tendiente a erradicar este hobby tan ilegal como peligroso”, indicó María Arrieta Pérez, moradora de esa localidad.
¿Y los controles?
Los altos mandos de la Policía Nacional acantonada en Magangué, afirman que estarán pendientes de esta problemática que podría generar accidentes.
Para los uniformados,estos motociclistas están violando las normas de tránsito, porque están realizando una actividad peligrosa y con gran afluencia de público sin ninguna protección para ellos ni para los asistentes.