Señor mío y Dios mío, abro mis ojos y contemplo tu luz que ilumina, tu gracia que llena este lugar con tu unción, gracias por abrir los mejores caminos para mi vida. Sé que muchas veces no comprendo muy bien lo que estás haciendo en mí, y, de hecho, en ocasiones me desespero porque no sé cómo debo enfrentar las situaciones, pero estoy seguro de que siempre quieres lo mejor para mí y que no me darás una batalla que yo no sea capaz de luchar, porque Tú conoces las capacidades que tengo en mi corazón. Tú me formaste y me diste la vida con el soplo de tu Espíritu. Por eso sé que puedo responder ante los retos de la vida. Gracias por ser de gran bendición para mí, por amarme y por ser fiel en todo momento. Salgo a vivir con el mayor ánimo del mundo, salgo a vivir amando. Amén
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