Entre el 22 y 23 de noviembre se reunirá en Barranquilla el 36º Congreso Nacional de Ganaderos, con más de 500 delegados de todas las regiones, porque la ganadería es la actividad con mayor presencia en la Colombia rural, y donde hay ganadería, ahí está Fedegán, que, además, cumple 55 años al servicio de la actividad.
Con ese sentido de pasado enaltecedor, pero también de construcción de futuro, acuñamos el lema del congreso: “Fedegán… ¡siempre!”, como un mensaje de permanencia y esperanza, un homenaje a la constancia, la orgullosa respuesta de la razón frente a la sinrazón del atropello.
Tomo prestado el himno patrio para afirmar que, para Fedegán, “cesó la horrible noche”; la persecución más enconada que gobierno alguno haya emprendido contra una organización de la sociedad civil, solo por no respaldar las negociaciones con las Farc.
Saludo el anuncio del presidente Duque de gobernar para todos, porque durante los últimos años se gobernó contra Fedegán. Les doy la bienvenida a él, a sus ministros y a las entidades del sector agropecuario, por su regreso a esta gran reunión ganadera, porque lo que hubo hace dos años fue la prohibición expresa de asistir. Acojo la invitación a pasar la página, y por ello invito a los ganaderos al 36º Congreso Nacional, para debatir con altura y argumentos, para superar la confrontación y encontrar soluciones a los problemas que hoy afronta la ganadería.
El primero es la reinfección de fiebre aftosa y, de paso, invito a los ganaderos a colaborar con el actual ciclo de vacunación. Para recuperar el estatus suspendido es necesario actuar con rigor y con premura. Por ello Fedegán puso a disposición del Ministro Valencia y del ICA, la idoneidad técnica del equipo que participó en la concepción del Programa Nacional de Erradicación y lo ejecutó desde 1997, hasta lograr la certificación de país libre en 2009 y preservarla luego hasta 2016, cuando fue despedido con la liquidación del Fondo del Ganado. Al año siguiente comenzó el desastre.
Insistiremos en los pendientes. En la trazabilidad, como garantía para el consumidor y exigencia de los mercados, y en un efectivo Sistema de Inspección, Vigilancia y Control, hoy a cargo del Invima, entidad adscrita al Ministerio de Protección y desconectada del campo y su problemática. A pesar de la difícil coyuntura, como Luther King, “yo tengo un sueño”: llevar carne y leche colombianas a Europa, Estados Unidos y muchos otros mercados.
Para ello mantendremos levantadas las banderas de la ciencia, la tecnología y la innovación como factores de cambio, y de una ganadería rentable y respetuosa de la naturaleza, porque ese es el futuro.
Y claro, reivindicaremos nuestro derecho legal a ser la entidad administradora del Fondo Nacional del Ganado, que debe volver a ser la vanguardia de la nueva ganadería colombiana.