La solidaridad es una de las características que desde los tiempos de la naciente república de Colombia, ha caracterizado a los hijos de esta tierra que nos vio nacer ya así quedó demostrado durante el fin de semana, cuando nuestro territorio sirvió como escenario para la entrada de la ayuda humanitaria al hermano pueblo de Venezuela.
El gobierno del presidente Iván Duque, lidero y apoyó de manera personal en ingreso de esas ayudas consistentes en comida y medicinas, lo más necesario en este momento al interior de esa nación, según lo expuesto por ellos mismos.Muy bien que podamos ser solidarios y tender la mano en los momentos que más se necesitan esas ayudas.
Pero no podemos olvidar que en nuestro territorio también hay hambre en muchas comunidades a lo largo y ancho del territorio nacional, que merecen que el ejecutivo se las juegue toda –así como se la jugó por Venezuela- por ellos.
La hambruna y por consiguiente muerte por desnutrición de los niños indígenas de la guajira es una realidad que vivimos desde hace años ante la mirada inerme y complaciente de los gobiernos de turno.
En el Cauca se conoce que en muchos sectores de su territorio netamente agrícola, hay hambre porque los campesinos no han podido hacer uso de la tierra para sembrarla habida cuenta del renacimiento del conflicto interno de los grupos alzados al margen de la ley y los paramilitares que luchan por el control de la zona.
Pero también hay muchos, muchos colombianos que a diario no pueden hacer sino una sola comida teniendo en cuenta que no cuentan con los medios necesarios por las pocas o nulas oportunidades laborales que tienen.
Y no es una falacia sino una realidad que se palpa y se ve a diario en los cordones de miseria de las diferentes ciudades capitales del país. Es gente buscando comida en las canecas de basura de los grandes centros comerciales o de los restaurantes para poder llevar algo de comer a sus hijos, y las fotos lo demuestran así.
No es un secreto que esos grandes cordones de miseria se ubican principalmente en ciudades como Bogotá, Medellín y Cartagena entre otras ciudades y solo para nombrar algunas de ellas.
El pueblo colombiano de estratos bajos y de aquellos que viven en la extrema pobreza, también tiene hambre y merece la mirada del gobierno hacia ellos. Ayer el presidente llevó ayudas a Choco por las delicadas inundaciones de seis municipios. Muy seguramente la iba enviar, pero por la presión de los medios prefirió ir a entregarlas
Ojala que la ayuda humanitaria para esos otros colombianos que tienen hambre sea rápida y oportuna, así como lo fue para el hermano pueblo Venezolano, o será que habrá que hacer un concierto?.