Una película que se repite dos veces al año con cada temporada invernal. El problema es un tema de nunca acabar mientras en sitios anegables se permita la construcción de viviendas *Cuantos recursos que se invierten en cada emergencia podrían ser ahorrados en cada emergencia? *Sin lugar a dudas responsables son todos.
Como las películas de la pasión de nuestro señor Jesucristo que se emiten desde hace muchos años solo durante la semana santa, así son las inundaciones que año tras año se presentan en diferentes sectores de la ciudad con la llegada de la ola invernal, que por lo general llegan en los meses de abril y octubre de cada año.
Y todos los años se repite la misma película, con los mismos actores, la misma escenografía y las mismas locaciones. Y todos los años se escuchan y se ven las mismas protestas de los afectados en contra de la administración de turno.
La verdad que es un gran problema que hay que reconocerlo es de difícil solución y del cual son varios los responsables.
Responsables las administraciones de turno de hace muchos años que permitieron que en logares bajos y con alta probabilidad, permitieran el asentamiento de comunidades a sabiendas de los altos niveles de riesgo que se estaban corriendo.
Responsables también las mismas comunidades que teniendo conocimiento de los niveles de riesgo que representaban los terrenos por estar por debajo de la cota, y sin mirar las consecuencias a futuro, construyeron allí sus casas de habitación.
Si bien es cierto que nuestra Constitución Política consagra el derecho a la vivienda, también lo es el hecho que para cumplirlo no se puede colocar en riesgo la vida de quienes ocupen dichas viviendas.
Cuantas administraciones si miramos hacia atrás han permitido que se asienten familias en lugares de alto riesgo?
Son muchas administraciones y sin lugar a dudas tanto ellas como los que construyeron sus lugares de habitación allí, son los verdaderos responsables de las inclemencias que hoy sufren por culpa de las temporadas invernales.
Pero también hay una muy grande responsabilidad de las administraciones anteriores y la misma dirigencia política del municipio, pues hay que reconocer que el crecimiento de nuestro ente territorial ha sido desordenado y nada planificado por parte de quienes tenían esa responsabilidad en su momento.
Nuestra Magangué creció como no debía y esa es una realidad que nadie puede desconocer en este momento.
Y creció de manera desordenada porque no hay un Plan de Ordenamiento Territorial, POT, que sea la carta de navegación de Magangué en su desarrollo, porque de haberlo habido muy seguramente hoy en día no existirían esos asentamientos habitacionales en donde hoy están.
Magangué debió crecer – de acuerdo con los entendidos- hacia el barrio Camilo Torres o hacia el corregimiento de Yati, pero nunca hacia los terrenos anegables como lo hizo y se permitió.
En conclusión este es un problema de responsabilidad compartida, es decir tanto de las administraciones anteriores que permitieron esos asentamientos y de quienes sin medir las consecuencias y en su afán de tener una vivienda propia a sabiendas que los terrenos estaban por debajo de la cota, se asentaron allí.
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