Por: Daniel Teran
Repensando el discurso de Joe Biden Jr. en el cual hace un llamado a todos los norteamericanos a trabajar juntos y apartar los odios causados por el señor Trump, a sanar las heridas y volver de nuevo a lo que la democracia norteamericana ha significado para el mundo moderno, a borrar definitivamente la discriminación racial, volver al respeto por el otro, a la solución de los problemas a pesar de las diferencias, es realmente un buen discurso, por lo menos en la teoría.
Aterrizando ese discurso en nuestra sociedad notamos la gran ventaja que le llevamos a los norteameticanos en el tratamiento que los colombianos hemos dado a la solución de nuestras dificultades. Parece como si le hubieramos enseñado a Trump a resolver los problemas, a base de gritos, insultos, patadas e irrespetos.
Como sociedad no hemos sido capaces de poner en práctica lo que Kant llamó el uso de la razón. Ya no se argumenta, se intimida. Ya no se discute, se agravia. El que no está conmigo, está contra mi, y por lo tanto hay que aniquilarlo, incluso con amanaza y hasta la muerte. Así ha sido siempre pero sobre todo en estos últimos 50 años.
Se utiliza el poder para someter a los demás; pero no sólo el poder político sino también el poder económico y lo más peligroso, el poder religioso. Vivimos entonces en ese círculo vicioso de la violencia física, verbal, sicológica y económica. Sólo mi Dios y mi fe son la verdad. Los otros son unos blafemos o mundanos. Sólo mis ideas o mi partido político tiene la salvación a nuestros problemas. Lo demás no sirve. Ojalá Mr Biden tenga éxito en unir al pueblo estadounidense en los aspectos fundamentales de una nación. Por estos lares nos seguimos matando y nos seguimos insultando y ultrajando. Cuándo será que aprendemos a vivir dentro de las diferencias.