
Colombia está tratando de salir adelante, así sea a los trompicones. Es, en nuestro continente, uno de los países con más posibilidades de emerger de la oscuridad. Las estadísticas así lo dicen, especialmente las que manejan organismos internacionales, más transparentes y sin sesgos.
Ello se debe a un gobierno bien intencionado, el que, pese a la horrible herencia recibida, trata de componer demasiadas cosas torcidas en medio de una ingobernalidad en la que las venganzas políticas y la maldita corrupción predominan.
Infortunadamente, el gobierno se ve a obligado a compartir el poder con algunos partidos para poder cumplir con objetivos propuestos en campaña. Quiera Dios que esa oportunidad sea aprovechada por la clase política para recuperar imagen y sentido de pertenencia por la patria.
Incomprensible también, la actitud de los “genios” de Anif, que proponen acabar con las cajas de compensación y con los intereses a las cesantías.
Eso es darle un fósforo a los agitadores que contratan “capuchos” para crear caos y violencia. Esas cajas prestan un servicio social importante, como la recreación y bienestar, que son fundamentales para los trabajadores y sus familias. Claro, deben ser controladas por la Superintendencia respectiva, que no funciona adecuadamente en ese aspecto, para evitar asomos de corrupción.
Igualmente, inexplicable la actitud de los congresistas Roy Barreras e Iván Cepeda, quienes se van al exterior a despotricar del actual gobierno, sin aclarar el contenido del computador del extinto guerrillero Raúl Reyes, en el que aparece el segundo como personaje fundamental en el funcionamiento de una guerrilla que cometió masacres y atentados dolorosos. Nos creen bobos.