
La Oficina de Servicio de Pronóstico y Alertas del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, Ideam, dijo que noviembre hace parte de la segunda temporada lluviosa del año, la cual se extiende conforme con la climatología hasta mediados de diciembre.
“Este año se estima que las precipitaciones tiendan a estar por encima del promedio, entre 10 – 50 % en zonas de las regiones Andina, Caribe, centro y norte de la Pacífica y occidente de la Orinoquía y Amazonía. Las lluvias podrán venir acompañadas inclusive de tormentas eléctricas y vientos localmente fuertes, y no se descartan eventos extremos de precipitación”, indica la entidad.
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En cuanto a las zonas donde se debe prestar mayor atención en el Caribe, señala el Ideam que hay alerta roja por niveles altos en la cuenca media del río Magdalena entre Puerto Wilches, Santander, y Gamarra, Cesar.
También se mantienen en alerta roja por niveles altos las cuencas del río San Jorge y las cuencas bajas de los ríos Magdalena y Cauca; en alerta naranja los municipios de Santa Rosa del Sur, Bolívar y Montelíbano, Córdoba; y hay alerta roja por niveles altos del río Magdalena en el municipio de El Banco, Magdalena.
La Mojana
En La Mojana, donde a finales de agosto pasado hubo un rompimiento del río Cauca en Cara’ e gato, situado en San Jacinto del Cauca, Bolívar, el Ideam reporta “niveles altos en los caños y ciénagas del Bajo San Jorge, incluso por encima de su capacidad”.
Y, así mismo, “niveles altos en el río San Jorge tramo Ayapel-Magangué, con especial atención a los municipios de Ayapel, Córdoba; y San Marcos, Caimito, San Pedro, Galeras, Sucre, Guaranda y Majagual, en Sucre”.
A su vez, Eduardo José González Angulo, director de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, Ungrd, explicó que dado el uso del suelo en esta subregión se ubica en una condición de vulnerabilidad importante en la segunda temporada de lluvias, “no obstante desde septiembre venimos liderando una obra de mitigación y reducción del riesgo en el punto crítico del sector de Cara’ e gato, la cual lleva un avance del 43,17 %. Dicha obra busca controlar eventos de inundación y erosión que permitan la protección de la orilla de los sectores afectados en la margen izquierda del río Cauca”.
La obra, informó el funcionario, tiene una inversión total de $20.898 millones, incluida su interventoría, y “hasta la fecha se han instalado 2.701 megabolsas en el tramo inicial proyectado a 450 metros de cierre, de las cuales 1.793 se instalaron en el tramo sur (28,66 %) y 908 en el norte (14,51 %)”.
Igualmente, reporta que ha entregado 496.376 unidades de asistencia humanitaria de emergencia alimentaria y no alimentaria en la primera fase y ahora en la segunda dispuso 44.102 ayudas humanitarias, de las cuales se han entregado 39.326 (89 %).
“Además, mantenemos activo el banco de materiales para apoyar con elementos de construcción a los afectados y los 50 albergues con capacidad de albergar a 3.364 familias”, expuso González.
Finalmente, afirma el director de la Ungrd que brinda acompañamiento y asistencia técnica a los 11 municipios afectados de los cuatro departamentos de La Mojana (Antioquía, Córdoba, Sucre y Bolívar) “a fin de revisar los planes de respuesta implementados”.
Lo que hace la Ungrd
Desde la Ungrd, para esta temporada, se está promoviendo la activación de los planes de contingencia sectoriales y las estrategias de respuesta a nivel departamental, municipal y distrital ante los diferentes eventos: “En un país de diferencias notorias en la precipitación a nivel espacial, se debe desde los territorios tener muy claro las zonas en donde históricamente se han registrado eventos extremos asociados a lluvias fuertes, estableciendo las acciones preventivas del caso, las cuales van normalmente de la mano de estrategias de respuesta”, dijo el director.
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Advierte además que “se debe estar muy atentos a la información suministrada por el Ideam y consultar ante dicha entidad cualquier situación anómala”.
“Lluvias más intensas”
Carlos Iván Márquez, ex director de la Ungrd y consultor y asesor en gestión del riesgo de desastres, señaló en EL HERALDO que actualmente atraviesa el país la temporada de lluvias de fin de año “y se esperan lluvias por todo el país con mayor intensidad que el año anterior debido a la influencia del enfriamiento del Océano Pacífico”.
Esto, agregó, puede afectar sectores en todo el territorio nacional como vías y transporte, las carreteras y ríos, el sector agrícola y ganadero, así como el sector salud “y por supuesto está el riesgo de vidas, por eso las medidas de prevención personal, familiar, comunitaria, son valiosas en cuanto a la no exposición al riesgo de inundaciones, deslizamientos, rayos, etcétera”.
Frente a la Costa Atlántica explicó el experto que “tiene situaciones especiales en la zona de La Mojana, Depresión Momposina, efectos de temporada de huracanes que termina en noviembre 30”.
Y concluyó Márquez que Colombia cuenta para esto con un Sistema Nacional de Gestión de Riesgos de Desastres “y sobre ello se basa para activar en todos los niveles los mecanismos de prevención, atención y recuperación, con el compromiso comunitario y de los privados”.
El cambio climático
En el Caribe, advierte, la situación puede ser bastante preocupante con el cambio climático que provoca la subida del nivel del mar, a lo que la dilatación térmica del agua y el derretimiento de los glaciares contribuye, lo cual acrecienta la intensidad y severidad de las inundaciones costeras.
“En 2050, algunas zonas costeras del Caribe van a estar parcial o totalmente debajo del agua: Riohacha, centro histórico de Santa Marta, La Boquilla en Cartagena, podrían quedar parcial o completamente bajo el agua en los próximos 30 años si no logramos detener sustancialmente el cambio climático”, alerta Quesada.
Por ello, ante el hecho de que Colombia–comenta– es un país muy altamente vulnerable a fenómenos hidroclimáticos y en general a desastres “naturales”, los que ocurren alrededor de 600 por año, “esto significa que más que otros países tiene que invertir mucho en prevención, infraestructura adecuada, adaptación a crecientes súbitas, mecanismos de seguro y reconstrucción”.
Por ejemplo, agrega el doctor en climatología, noviembre es todavía un mes, aunque menos intenso que septiembre, de actividad de tormentas tropicales y huracanes: “Iota en 2020 tuvo lugar a mitad de noviembre y arrasó con la isla de Providencia que está, todavía a un año de la catástrofe, en situación muy precaria con tan sólo 20 % de viviendas reconstruidas».
Al respecto, advierte que el cambio climático va a aumentar la energía disponible para los huracanes en el Caribe, con océanos más calientes, lo cual se traduce en mayor frecuencia de huracanes de categoría 4 y 5.
“Entonces, si no se invierte, los daños sociales y económicos por deslizamientos, inundaciones y derrumbes de viviendas serán considerables. Los costos de inacción son superiores a los costos de acción, y la adaptación a los fenómenos de hoy aumentará la resiliencia frente al cambio climático», explicó.