Bochornoso, molesto, inaudito e impropio de sus investiduras, fue el enfrentamiento que se presentó el martes en la noche en el congreso de la república entre los senadores Álvaro Uribe y Gustavo Petro, que nos pone a pensar que estamos mal y que seguiremos mal en el futuro no lejano.
Es una verdadera lástima que el templo de la democracia, en donde se hacen las leyes y que hace parte de la institucionalidad en nuestro país, sea utilizado por los líderes de la polarización –derecha e izquierda- para sacarse los trapitos al sol no solo ante los ojos de los colombianos sino de la comunidad internacional.
Esta fiebre de polarización que cada día sube más en la nación y que ha contagiado a los seguidores de estas dos figuras públicas, nos llevan a pensar que ese no es el camino que deben seguir los colombianos.
Lamentablemente y como se ve y se ha reiterado en muchas ocasiones por analistas y diferentes medios de comunicación, el país está polarizado y caminando por una endeble línea que nos puede llevar a vivir épocas aciagas que vivimos en tiempos pasados cuando el enfrentamiento era entre liberales y conservadores.
La sesión plenaria del Senado del martes estuvo marcada por un rosario de enfrentamientos entre los congresistas que defienden el Acuerdo de Paz y los miembros del Centro Democrático.
El parlamentario opositor-Petro- señaló al expresidente de buscar la impunidad para los terceros involucrados en el conflicto armado para que no se conozca la verdad. Mientras que el jefe natural del Uribismo llamó al parlamentario opositor sicario moral.
Que este enfrentamiento se de en otro escenario y con esas palabras de grueso calibre, de pronto no puede sorprender porque es el resultado de la candente polarización en la que estamos inmersos los colombianos, pero que se dé al interior del Congreso en donde “supuestamente” están los hombres probos de este país, deja claro que las cosas no andan nada bien,
Y como el mal ejemplo hace carrera, pues los enfrentamientos de estos dos “lideres” se repitieron no solo entre los opositores a la JEP y sus defensores, sino que también se trasladaron a las barras que estaban allí.
De verdad un espectáculo muy triste lo que se vio allí.
Pero lo más grave de las circunstancias que generan esta polarización, es que como van las cosas no se ve un camino que permita ver que las cosas puedan mejorar y antes por el contrario todo indica que esto va empeorar.