Creo que no cabe la menor duda que la visita realizada el pasado fin de semana al país por el secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, tenía tres objetivos específicos a saber; elevar la deteriorada imagen que tiene el presidente Duque ante el país, agradecer el voto que Colombia le dio para lograr la dirección del Banco Interamericano de Desarrollo, BIC, y ratificar que Colombia sigue siendo el patio trasero del gobierno norteamericano.
Y lo digo porque no de otra manera se entendería la frase lanzada por Pompeo ante los medios de comunicación cuando expresó: “Los colombianos deben estar muy orgullosos de usted”, lo que demuestra que no conoce la situación de la nación.
Y yo aquí analizando la situación del país en los dos últimos años –tiempo que lleva Duque al frente de los destinos de la nación- me pregunto; ¿Orgullosos de qué?
¿De qué nos podemos sentir hoy orgullosos los colombianos de haber llevado a la presidencia a Iván Duque?
¿Orgullosos de que durante su mandato se hayan incrementado en proporciones preocupantes la muerte de líderes sociales, que lo único que han hecho es reclamar la presencia del estado para dar solución a su problemática? ¿De eso tenemos que sentirnos orgullosos?
¿Orgullosos de que el gobierno de Duque haya incumplido sus promesas de campaña con las que “enamoro” a miles de votantes y que después las incumplió, como la protección de los páramos, no más reformas tributarias (y nos aplicó una de las más duras de la historia), o la de no al fracking para la explotación de hidrocarburos, o la del respeto y cumplimiento de los acuerdos de paz? ¿De eso tenemos que sentirnos orgullosos?
¿Orgullosos que estemos ad portas del más grande hecho de corrupción que se haya dado en el país luego del de Reficar y Odebrecht, cuando el ministro Carrasquilla dice que hay que recuperar para la economía los 330 billones de pesos que se han gastado en la pandemia, pero que no se ven por ningún lado y desde la misma academia así lo dicen? ¿De eso tenemos que sentirnos orgullosos?
¿Orgullosos de que lenta y paulatinamente estemos dejando de ser un país democrático para convertirnos en una nación donde impera el autoritarismo, donde el equilibrio de poderes se perdió y quedo la balanza solamente del lado del gobierno que colocó a sus “amiguis”? ¿De eso tenemos que sentirnos orgullosos?
¿Orgullosos de que no se de paso a la presencialidad del legislativo, para que ejerza su verdadero control político y todo se haga bajo la modalidad de la virtualidad, algo que permite la permisibilidad de las acciones del gobierno? ¿De eso tenemos que sentirnos orgullosos?
¿Orgullosos de ver que la falta de experiencia de nuestro mandatario acrecentó la división entre los colombianos, que hoy se dan cuenta que no escogieron presidente sino vicepresidente, que luego de dos años de su mandato todavía responsabiliza de todo a la administración Santos? ¿De eso tenemos que sentirnos orgullosos?
¿Orgullosos que los recursos del Fome que son de los municipios y los departamentos, destinados para la emergencia del covid, puedan terminar en manos de Avianca, gracias al gobierno Duque? ¿De eso tenemos que estar orgullosos?
Yo creo que hoy por hoy de lo único que tenemos que estar orgullosos los colombianos con Duque, es de haber encontrado un muy buen presentador de televisión que todas las noches nos enseña cómo lavarnos las manos, de resto para nada y así lo demuestran los hechos.