En la lucha para combatir la expansión del coronavirus, los gobernantes han implementado medidas de todo tipo para evitar los tumultos de gente. Cuarentenas obligatorias, pico y cédula para salir a hacer compras, comparendos por salir a las calles y en algunos municipios de Bolívar cerrar las fronteras con otras poblaciones ha sido una buena opción.
Uno de los primeros lugares en donde se comenzó a implementar esta medida fue Magangué, en donde desde el 25 de marzo, cuando comenzó el aislamiento obligatorio decretado por el presidente Iván Duque, tropas del batallón Junín del Ejército en conjunto con la Policía instalaron un puesto de control con vallas y cerramiento en el puente Santa Lucía en el corregimiento de Santa Fé, para regular el ingreso a la población.
En el norte de Bolívar, a través del Decreto 068 en el municipio de San Estanislao de Kostka comenzaron los controles y recientemente en el corregimiento de San Cayetano (San Juan Nepomuceno) replicaron esta dinámica, en ambas poblaciones con el apoyo de la fuerza pública.
De acuerdo con el sargento Julio Vargas, en San Cayetano se instalaron vallas con el fin de “no permitir el ingreso de personas foráneas, a excepción de los transportes de alimentos e insumos médicos como lo permite el decreto presidencial”, sin embargo, algunas personas por temor a que el virus llegue a esa población quisieron ser más precavidas y por cuenta propia atornillaron unas barandas de bloqueo, indicaron que lo hicieron especialmente para regular el paso de personas provenientes de Cartagena y Barranquilla, ciudades en donde hay una alta circulación del COVID-19.
Ahora bien, pese a las medidas tomadas en San Estanislao, el alcalde Carlos Morales alertó que hay poca conciencia de los arenaleros, especialmente de los más jóvenes y debido a la débil fuerza pública que hay en el municipio, no ha sido fácil controlar las aglomeraciones y la llegada de personas de pueblos vecinos.
“Debido a la pandemia, venimos haciendo un control en la vía a Cartagena, Barranquilla y Arjona, pero estamos contando con poca fuerza pública, solo está el teniente de la policía y cinco patrulleros, a veces los carabineros y unas cuantas ayudas de la Infantería, ha sido difícil controlar la gente, también porque muchas personas de otros municipios como Villanueva están cobrando subsidios aquí, por ser el cajero más cercano”, dijo Morales.
El hecho más lamentable se vivió el pasado Viernes Santo, día en que muchos violaron las prohibiciones y aprovecharon para salir a las calles, reunirse con los amigos e incluso ingerir licor, por lo cual la policía debió intervenir con gases lacrimógenos para disuadir a los infractores, dejando un capturado y un policía herido en medio del operativo.
“Estamos tratando de controlar y podemos decir que entre un 60-70% cumple, pero la juventud no está tomando la pandemia con responsabilidad y esto es de todos, no solo de la administración, estas no son vacaciones, gracias a Dios hasta ahora estamos libres de coronavirus”.