Por donde quiera que se mire, se analice, se trate de controvertir, no se puede entender como o porque la consulta anticorrupción cumplida el día anterior no logro el éxito que todo el mundo estaba esperando.
Ni el mejor de los sicoanalistas o siquiatras podría dar un dictamen preciso sobre que pasa por el cerebro de los colombianos y porque su comportamiento contradictorio ante hechos de trascendencia nacional.
Y no se entiende porque cuando se le da la oportunidad de tomar decisiones trascendentales en torno a hechos tan contundentes de la vida nacional como lo es la corrupción, que de manera directa afecta su calidad de vida, su respuesta es -como lo muestran los resultados- negativa.
Aunque el 99% por cientos de los votos depositados en cada una de las urnas por las siete preguntas de la consulta, fueron por el SI, la gran pregunta es porque los otros 24 millones de colombianos no salieron a votar?
Falto poco, muy poco eso es cierto, pero porque ante un flagelo tan grave como lo es la corrupción la gente no se movilizó?
Pese a lo negativo de los resultados, lo positivo es que la consulta obtuvo un mayor numero de sufragios de los obtenidos por el presidente Duque, que fue de más de diez millones de votos.
Si bien es cierto que al no pasar el umbral la consulta no se vuelve mandato, la verdad es que por el gran número de votos obtenidos, mas de once millones y medio, si se convierte de por si el resultado en un hecho político para tener en cuenta por el Congreso.
Un congreso que ha tenido ocho veces la oportunidad de autoreformarse y no lo ha hecho por intereses políticos.
El presidente Duque anuncio su lucha frontal contra este flagelo. El problema es que las normas que quiere poner en practica tienen que pasar por el congreso y muy seguramente los congresistas no le darán paso o si se lo dan Duque tendrá que implementar nuevamente la mermelada. Como quien dice realizada la consulta, quedamos igual que antes o talvez peor, pues quedamos en manos del congreso.
Trascendental el hecho que estos casi 12 millones de votos, se movilizaron sin trasporte, pasteles, camisetas o plata, como es lo tradicional en una jornada electoral.