
LIC. ANUAR CORTÁZAR CÁEZ
Actualmente Magangué procura sobreponerse a una difícil herencia administrativa de más de dos décadas, que limitó su desarrollo y agudizó su rezago. Durante este tiempo, el municipio se ha debatido en medio de dos fuegos. Uno que se ha consolidado con las malas administraciones funestas en donde no le interesan las necesidades de la población y lo otra acolitada por las élites sociales del municipio. Esta situación ha hecho la “capital de los ríos” una ciudad acabada, ACABARON CON MAGANGUE, en todos sus sentidos y los presupuestos públicos un escenario permeable a la ilegalidad por un lapso de tiempo extenso, lo que sumergió a la ciudad en un profundo nivel de deterioro de todos sus sectores.
¿Qué culpan tienen los taxistas, moto taxistas, vendedores ambulantes, los carretilleros, los vendedores en el mercado, y la población en general?
Donde recae toda esta situación calamitosa, desastrosa y funesta de Magangué, en las mismas clases políticas dirigentes, inhumanas, todos jugando a la pirinola, tomo yo, como los vampiros chupadores de la sangre del pobre pueblo magangueleño, Que pesar, triste y taciturno el estado de las calles, la malla vial no existe, los parques zonas de recreación donde están, la cultura y la historia no tiene apoyo, los programas sociales del estado amarrado a políticos impúdicos e inmorales.
Ahora, disque la ‘Ciudad de los Ríos’, en donde el agua surge abundante de sus fuentes hídricas, no pueda proveer a sus ciudadanos de agua potable, es un ejemplo claro de la paradoja estructural que caracteriza a Magangué.
Que panorama desolador y desértico en la ciudad de Magangué, con esta clase política que no mira las necesidades de la comunidad y buscarles solución, sino arraigada a cuanto pueda sacar del erario público, deben de haber cambios sociales y cívicos.
Tal vez, este cambio le devuelva la esperanza a una ciudad en la cual su población joven profesional que tiene una gran representación más de la mitad de sus habitantes, sembrando en su juventud la confianza necesaria para cambiar el destino del municipio. Para que Magangué pueda proyectarse debidamente, necesita reconectarse con lo que históricamente la hizo importante, su condición de puerto y conector de departamentos. Fundamental será reconocer su oportunidad multimodal para influir positivamente en el proyecto de ciudad. De igual forma es primordial que en la “Ciudad de los Ríos” se resuelva el problema del agua en toda su dimensión y garantice el acceso a toda su población al servicio de salud y educación para dignificar la condición ciudadana de sus habitantes. Sin embargo, para que esto sea posible es necesario despertar el sentido de pertenencia por el territorio de parte de sus habitantes, una pasión por esta tierra que les despierte las ganas de cambiar su futuro, la búsqueda de una confianza perdida por causa de un modelo político y administrativo implantado desde el terror, que se ha extendido durante dos décadas. Es necesario buscar la forma de reposicionar y resignificar en su población la historia de una ciudad que les pertenece y que alguna vez fue hermosa, digna y ejemplo de grandeza en el territorio nacional.