
Al estar muy cerca el cierre de un nuevo año y analizar diferentes aspectos del panorama nacional, se puede llegar muy fácilmente a la conclusión que hubo más hechos negativos que positivos en Colombia durante estos últimos 365 días, lo que claramente nos indica que se perdió el año.
Es claro que los estragos de la pandemia y sus consecuencias aún se sienten en nuestro país, pero hay que reconocer que la nación se ha recuperado y así lo demuestran las cifras –sorprendente entre otras cosas- de su recuperación.
Sin lugar a dudas en esto tuvo que ver la realización de los tres días sin IVA, en donde la gente, sin tener plata -pero con tarjetas de crédito- realizaron compras billonarias al comercio, reactivando este sector y por ende la industria.
Pero como lo demuestran las cifras y es algo que no se entiende, mientras el sector industrial y comercial se recuperaron en algo, las cifras de la pobreza que hoy se manejan son verdaderamente alarmantes. Está demostrado que en Colombia mucha gente no hace sino dos comidas al día y hay muchos colombianos que solo pueden realizar una ingesta de alimentos al día y no es porque quieran, sino que no tienen conque comprarlos.
Pese a todas las vicisitudes, creo que al gobierno le ha ido bien con el plan nacional de vacunación contra la Covid que, si bien es cierto no ha logrado las metas establecidas por el mismo gobierno, hay que decir que en muchos casos no ha sido por responsabilidad del gobierno sino por la negligencia de la gente.
Esos serían los dos únicos sectores que se podrían destacar como positivos en el año que concluye el próximo viernes. Como quien dice no saco una nota excelente en esas dos materias, pero si paso raspándola.
De resto el año se perdió.
Solo con dar una mirada a los hechos más relevantes del 2021 en Colombia, tendremos que reconocer que se perdió el año en materia de corrupción, protección a la Derechos Humanos, asesinatos a líderes sociales, protección al medio ambiente, manejo de relaciones internacionales, abuso del poder dominante por parte del gobierno y ni que decir de la clase política, que mostró estar más del lado de la “mermelada” del gobierno que de legislar en beneficio de todos.
Pero sin lugar a dudas el hecho más relevante de corrupción del 2021 es el robo o “abudinada” de los setenta mil millones de pesos de contrato de Centros Poblados que pretendía llevar internet hasta los sectores más apartados de Colombia.
Pese a que el presidente Duque quiso mantener a su ministra de las TIC en el cargo, fue la presión de los medios y la misma oposición la que llevaron a la ministra a renunciar al cargo ante tanta evidencia, que demostraba su equivocación al permitir que reconocidos ladrones de cuello blanco fueran los contratistas.
A todas estas la gente se pregunta: ¿Cómo van las investigaciones sobre el tema de la Fiscalía y la Procuraduría? En nada y muy seguramente quedaran en eso.
Más de 160 líderes sociales asesinados en el año, demuestran que hay una fuerza oscura que no quiere voces disonantes que no avalen las decisiones del gobierno de turno.
Al terminar el año el Congreso de hoy sale más desprestigiado que al inicio del año, pues nunca se quiso colocar a tono con la situación de los colombianos y más bien legislo a favor del gobierno, aprobando sus iniciativas leoninas que muy seguramente no pasaran el estudio de constitucionalidad por parte de la Corte.
Coincido con muchos analistas al decir que la aprobación de la Ley de seguridad ciudadana no es más que un blindaje jurídico para las fuerzas militares en caso de excesos y justifica la muerte a través de la legitima defensa. Quedamos entonces en manos de la Corte para que nos salve del inicio del fascismo.
En el caso de mi Magangué del alma, creo que la seguridad es el mayor problema que no se pudo combatir a cabalidad, pero para lo cual se hizo todos los esfuerzos por parte de las autoridades.
Difiero ostensiblemente de los conceptos emitidos por unos pocos en el sentido que el municipio no avanza. Creo que la administración de turno –pese a la pandemia- ha hecho las cosas como deben hacerse; gestionó en el primer año, estructuro en este segundo año y ejecutara en el 2022, es decir que el próximo año la transformación se iniciará para el beneficio de todos.
En las elecciones del 2022, los colombianos marcaran más que nunca el camino por andar en democracia.
Que el Dios de la vida los llene de bendiciones en el año por venir.