Estamos en temporada electoral; en las regiones colombianas se ha comenzado a hablar de candidaturas y precandidaturas. Magangué no es la excepción. Suenan varios aspirantes a la Alcaldía. Desde luego hay excepciones, pero en general, personajes que no motivan y en nuestro criterio, son más ganas de figurar qué verdaderas opciones de poder. Personajes que ya tuvieron la oportunidad de gobernar y no hicieron nada bueno por este municipio y hoy quieren fungir como la esperanza de esta atribulada población, una de las más atrasadas en materia de movilidad, organización interna, seguridad y desarrollo económico.
Aunque las campañas apenas están comenzando, ya empezamos a ver a ciertas personas que antes no tenían intenciones de aspirar al cargo más importante de la ciudad, visitando corregimientos y prometiendo el cielo a los incautos electores, esperando que algunos seudoperiodistas «lambones» comiencen a darles vitrina en las redes sociales y en los medios de comunicación.
También hay politiqueros que continúan aspirando una y otra vez, no porque les interese resolver la dramática situación de los magangueleños, sino que lo hacen con el perverso fin de captar votos y nada más. Con el propósito de pedir puestos, y hasta usuarios para fundar una IPS.
Desarrollo del proselitismo
Y hablando de periodistas, en el desarrollo del proselitismo político son pocos los que realizan una labor verdaderamente seria y responsable. Lo que se ve y se siente es un periodismo adulador que en nada contribuye a la construcción de una sociedad moderna. Hacen de Magangué un escenario parroquial. Piensan que los ciudadanos carecen de inteligencia y les creerán todo lo que afirman. Nada es más fastidioso que la adulación, decirles a los políticos lo que sus tiernos oídos quieren escuchar.
En esta ciudad hay de todo, lo que usted debe hacer es pedirle a Dios discernimiento para poder diferenciar al «lobo de las ovejas».