Editorial
Sin dolientes, podría afirmarse se encuentra el puerto de Magangué frente a la indolencia de las autoridades que hagan frente a la inminente avalancha del rio Magdalena, barrio Girardot, por la amenaza de las corrientes embravecidas de este caudal, dejando al borde del colapso el jarillón que defiende la ciudad en la zona sur.
Desde hace más de un año fue advertida por la comunidad del barrio Girardot, sobre el peligro que representa para toda la cabecera municipal el debilitamiento del muro o jarillón, sin que ningún organismo del gobierno local, departamental y nacional haga efectiva la solución de reforzamiento de esta muralla de tierra que defiende el puerto.
Con la crecida de las aguas del rio Magdalena, ya están inundados los pueblos de la ribera en el sur de Bolívar y La Mojana sucreña, presentándose en este momento un riesgo para unos 30 barrios de Magangué, la fuerte erosión del jarillón de Girardot, el cual hace tres meses se llevó unas siete viviendas arrastrándolas al rio, mientras la mitad de la muralla de tierra está totalmente erosionada, filtrando agua hacia los indefensos barrios del sur de esta ciudad.
Visitas van y visitas vienen de altos funcionarios del gobierno nacional sin ninguna solución a la vista, solo «paños de agua tibia» anuncian con el refuerzo del muro, pero nada de reparación de fondo.
La semana anterior la Corporación Autónoma Regional del Sur de Bolívar CSB, declaró la zona en alerta naranja, pero el clamor de los habitantes de los barrios en alto riesgo no ha sido escuchada, por el contrario las ayudas humanitarias como alimentos y subsidios de vivienda para siete familias ha sido nula.
Por su parte la alcaldía municipal en cabeza de la primera autoridad viene gestionando a nivel nacional y departamental ayudas que logren erradicar este problema que se presenta todos los años en épocas de invierno, pero que esta vez la situación es muy grave. Por lo tanto no hay que desatender el llamado de las comunidades afectadas, mientras el rio como león durmiente continúa su aumento de nivel, advirtiéndole una tragedia de incalculables consecuencias.