
Una investigación publicada en la revista Science revela que cuando China impuso el bloqueo total de Wuhan, solo el 14% de los infectados estaban siendo detectados. El resto, con síntomas leves o nulos, podía estar ya en otras ciudades transmitiendo el virus
Los casos no detectados de coronavirus, muchos de ellos con síntomas leves, fueron los grandes responsables de la rápida propagación de COVID-19 en China, según un estudio publicado este lunes por la revista estadounidense Science. Para esta investigación, científicos de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia (EE.UU.); del Imperial College de Londres; y de las Universidades de Tsinghua, de Beijing; de Hong Kong y de California diseñaron un modelo matemático.
De esta manera, pudieron simular las dinámicas espaciales-temporales de los contagios en 375 ciudades chinas. Dividieron los casos de coronavirus en dos tipos: los de enfermos documentados con síntomas graves y los de personas infectadas que aún no se habían detectado.
Para calcular la expansión de COVID-19 por las urbes chinas los investigadores se fijaron en los desplazamientos diarios de una ciudad a otra y tuvieron en cuenta un factor multiplicador, que fue la festividad de la primavera en el país, donde suele haber altas tasas de movilidad. En estas estimaciones, los científicos emplearon los datos sobre traslados en China en 2018 durante esa festividad (del 1 de febrero al 12 de marzo de 2018) del Tencent, un conglomerado trasnacional chino que ofrece servicios de inteligencia artificial y tecnología relacionada con internet, y los compararon con las estadísticas oficiales.
Luego cruzaron esos datos con los de las infecciones en 2020. A través del modelo matemático los expertos encontraron que una gran proporción de infecciones por COVID-19 no se había detectado antes de que las autoridades chinas aplicaran restricciones a los viajes: de hecho, el 86% de los contagios no se había documentado antes de la cuarentena impuesta a Wuhan, foco original del brote.
Esas infecciones no detectadas fueron el origen de dos tercios de los contagios declarados. Pero los investigadores han establecido que los esfuerzos de los Gobiernos y la concienciación de los ciudadanos han reducido la tasa de expansión del virus en China, especialmente tras las restricciones a los viajes y las medidas de control, que han ralentizado la propagación.
“La explosión de los casos de COVID-19 fue motivada en gran medida por individuos con ningún síntoma o con síntomas leves o limitados, que no fueron detectados”, indicó uno de los autores del estudio, Jeffrey Shaman, de la Escuela Mailman de la Universidad de Columbia.
“Dependiendo de su carácter contagioso y los números, los casos no detectados pueden exponer a una mayor proporción de la población al virus de lo que ocurriría de otra manera -siguió-. Encontramos respecto al COVID-19 en China que estos individuos infectados no detectados fueron numerosos y contagiosos”.
En ese sentido, advirtió de que “estas transmisiones (del virus) invisibles continuarán presentando un gran desafío para evitar que el brote siga”. Los científicos destacaron que, pese a la reducción de la fuerza de la infección por el aumento de la concienciación, las medidas de protección personales y las restricciones a los viajes, aún no está claro si esta disminución será suficiente para detener su expansión.
“Si el nuevo coronavirus sigue el patrón de la gripe pandémica H1N1 de 2009, se propagará globalmente y se convertirá en el quinto coronavirus endémico dentro de la población humana”, dijo Shaman.
Un virus que ha mutado
El coronavirus que infectó a más de 80.000 personas en China, y que mató a más de 3.200, no es exactamente el mismo que se contagiaron 27.980 italianos ni el que contrajeron 11.300 españoles. A medida que este se va propagando y pasa de un país a otro sufre mutaciones.
Esto fue comprobado esta semana por investigadores de la Universidad de Valencia y de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana, que obtuvieron los primeros genomas del virus en España, a partir de muestras de tres pacientes. De esta manera, pudieron compararlos con el genoma identificado por científicos chinos el 14 de enero, y por los que se aislaron en muchos otros países en las últimas semanas.
“El genoma del virus está en continua mutación, y eso es justamente lo que nos permite seguir su trayectoria en los diferentes países y rutas de transmisión”, dijo Fernando González, uno de los investigadores de la Universidad de Valencia que participaron del estudio, consultado por El Confidencial.
“En concreto, los aislados que hemos secuenciado en Valencia difieren en seis, uno, y en nueve, los otros dos, mutaciones del virus originalmente secuenciado en Wuhan. Pero esto es normal: casi todos los virus que se han secuenciado hasta el momento presentan algunas diferencias con el primero. El que más, aislado en Brasil, tiene 16 mutaciones”.
La revelación más importante de las mutaciones detectadas en España es que no están asociadas a factores de mayor o menor letalidad que el genoma original del virus. “La conclusión a la que se ha llegado después del análisis realizado es que, hasta ahora, no se ha encontrado ninguna mutación asociada a una mayor virulencia, letalidad, o a alguna propiedad interesante desde el punto de vista clínico”, sostuvo la Universidad de Valencia en un comunicado.
A la misma conclusión llegaron investigadores italianos. Massimo Galli, responsable de enfermedades infecciosas del hospital Sacco de Milán, quien aisló el genoma del virus cuando este se empezó a propagar por Italia, ha encontrado que el COVID-19 ha mutado “dos o tres veces” en territorio italiano, pero sin modificar su letalidad.
“Siempre en estos virus hay mutaciones en la molécula ARN, pero no creemos que estas puedan causar mayor virulencia”, aseguró. Afirmaciones que van en línea con el mapa genético del virus que su equipo, junto con la Universidad Estatal de Milán, aisló a principios de marzo.
Algunos pensaban que las mutaciones podían explicar que en la Lombardía, motor económico del país, la tasa de casos positivos es de 90 por cada 100.000 habitantes, mucho mayor que la del Véneto, con 36,2 por cada 100.000. Pero Galli lo descartó. “La cepa de coronavirus de Lombardía no tiene nada de específica, es la misma que la del Véneto y que la de otras regiones”, sostuvo en una entrevista con EFE.
Lombardía, cuya capital es Milán, centro económico del país, registra una tasa altísima de letalidad del virus, con casi un 10% de fallecidos sobre el total de infectados, algo que se explica por la avanzada edad de su población y porque no se contabilizan todos los contagiados, lo que de hacerse reduciría el porcentaje. Para Galli, otro factor determinante de los estragos causados por el coronavirus en la región es que pasó “un mes circulando inadvertido por Lombardía”.