El Sistema de Alertas Tempranas del país, dependencia del Ministerio de Justicia, registra desde 2010 a la fecha 32 nuevas sustancias sicoactivas en poder de la ciudadanía. El hallazgo más reciente fue la ‘2C-C’ que lo hizo la Policía Antinarcóticos.
Las autoridades policiales, especialmente investigadores del área de antinarcóticos, le siguen la pista a fiestas clandestinas o los llamados ‘after party’ que se realizan en “cabañas múltiples” de moteles de la localidad Suroccidente de Barranquilla desde las que se ha evidenciado la venta de todo tipo de drogas sin control a los asistentes.
Se trata de eventos de ‘alto voltaje’ en el que también predominan el licor, el sexo y la música electrónica.
Un detective que logró filtrarse en unos de estos derroches dijo que la droga cuyo consumo está de moda en este tipo de fiestas, además de las tradicionales como la cocaína, el éxtasis y la marihuana creepy, es el Tucibí (2CB) o cocaína rosada, como le llaman al químico.
El gramo de esta potente droga, según la fuente, oscila entre los 80.000 y 100.000 pesos, y es vendida en polvo. Su empaque es una bolsita plástica de escasos tres centímetros por tres que se cierra con un sistema tipo ziploc. Un ‘dealer’ que también hace parte de la fiesta realiza “rondas” y permanentemente pregunta: “¿Qué Mono, vas a probar?”.
Quien consume, desde la propia experiencia del agente, puede llegar a ver a una persona “multiplicada por cuatro” en medio del viaje. En el caso de las mujeres que estaban ese día que asistió dijeron que les provocaba “excitación”. “Nos vamos a la cama con facilidad”, dijeron.
Para el investigador, las fiestas sexuales que se promocionan en Cartagena en yates y que han llamado la atención de las autoridades nacionales no están tan lejos de las que se realizan en la vía hacia el corregimiento de Juan Mina. Al igual que las del ‘Corralito de Piedra’, estas son privadas, hay mucho sexo por horas y entras si eres llevado por alguien que las conoce. Por lo general allí se remata luego de los cierres de las discotecas de la ciudad.
La fuente señala que la investigación, aparte de las fiestas ilegales, se centra en tener información concreta sobre el expendedor y el origen de la droga sintética que en 2013 fue detectada y hace parte de las 32 nuevas sustancias sicoactivas que se comercian en el país desde 2007, según el listado de la Policía Antinarcóticos y el Observatorio de Drogas de Colombia, ODC.
Pesquisas
Desde hace algunos años las autoridades buscan con lupa en distintos escenarios nuevas sustancias que, muy aparte de las tradicionales que se mueven en los mercados negros locales, son ahora hechas por ‘cocineros’ en sofisticados laboratorios químicos y tienden a mostrarse con llamativos colores y empaques.
Aparte de ir tras la judicialización de quien sea sorprendido con estos nuevos alucinógenos, para los investigadores resulta también relevante verificar los componentes que los adictos están consumiendo, pues, en ciertos casos, el producto suele ser un coctel de muchos componentes químicos que pueden llegar a tener efectos mortales en el organismo.
Días atrás, el Sistema de Alertas Tempranas del Observatorio de Drogas de Colombia (ODC), órgano adscrito a la Dirección de Política de Drogas y Actividades Relacionadas del Ministerio de Justicia y del Derecho, confirmó la detección en el país de dos nuevas sustancias sicoactivas. Los últimos dos hallazgos, según los registros de la dependencia, ocurrieron en un evento de música electrónica el año anterior en el desierto de la Tatacoa, en Villavieja, Huila, y la otra recientemente en el Aeropuerto El Dorado de Bogotá, en medio de una rutinaria requisa de equipajes.
Frente al caso de la Tatacoa, el Observatorio precisó a través de un comunicado que en este evento masivo fue detectada una sustancia llamada ‘pentilona’ en polvo, en poder de uno de los asistentes.
De acuerdo con el reporte de la entidad esta era la primera vez que en Colombia se obtenía la ‘pentilona’, un estimulante desarrollado en la década de 1960 que químicamente se conoce como ‘catinona’, sustancia que se consume por vía oral. “Sus efectos secundarios incluyen sentimientos de paranoia, agitación e incapacidad para dormir, con efectos que pueden extenderse por varios días”, registró el documento.
La forma de la droga, según el ODC, se asemeja a la de estimulantes como la metanfetamina o el éxtasis, por lo que imita los efectos de tales sustancias. “Estimula el sistema nervioso central y actúa como un inhibidor de la recaptación de serotonina-norepinefrina-dopamina, y como un agente liberador de serotonina. Abusar de la ‘pentilona’ puede llevar a una intoxicación aguda e incluso a la muerte”, alertó el organismo.