Las fuertes lluvias que siguen cayendo en nuestro país y que según el Ideam se prolongará hasta octubre de este año, tienen preocupados a los miles de humildes hogares que habitan la geografía nacional, especialmente aquellos que se asientan a orillas de ríos y ciénagas, por su vulnerabilidad social.
Las cíclicas inundaciones de nunca acabar, debería ser un tema de fondo del actual gobierno, como agenda social de primer nivel al lado de las grandes reformas que propone el actual gobierno del Presidente Petro.
En nuestro territorio magangueleño, la Depresión Momposina y la Mojana, lo que se aprecia acá es una lánguida manta de agua que cubre extensos kilómetros de extensión, arrasando cultivos de pancoger, ganado, animales de corral y viviendas hasta los techos.}
La emergencia invernal en la que estamos inmersos, se equipara a la de los años 2.010 y 2011, hasta ahora las más grandes, que generaron tragedias con pérdidas humanas irreparables, por lo que esta vez, se impone la razón que el Estado busque una solución de fondo a esta problemática que curiosamente se repite con mayor fuerza, cada diez años.
En Magangué, más de veinte barrios e igual número de corregimientos están sumergidos en el agua, con riesgo para la población afectada en su salud, manutención y sobrevivencia, porque es casi nula la ayuda humanitaria que llega de parte del municipio, el departamento y la nación.
Aquí, como están las cosas se aplica el popular refrán «sálvese quien pueda».
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