
Otro, año próximo acabar, y para los que no se han hecho la pregunta, hágansela, que he hecho para que la sociedad cambie, ¿que he aportado?, en Colombia, pasan los años y el estado de la sociedad colombiana, es la misma, no cambia, no se modifica, no cambiamos, eso sí, buenos somos para manipular nuestro celular y subir en Facebook, cuantas publicaciones existan, en contra del gobierno, la alta producción de alucinógenos, de los abusos sexuales, de Uribe, de Petro, de Paloma Valencia y demás personajes de la política de nuestro País, ¿cambiamos nuestra sociedad solo con estos procedimientos?, desde luego, que no. Se me viene a la cabeza en estos momentos un ejemplo de comparación, al momento en que nos encontramos todos los colombianos. ¿Cuál es el trabajo de un director técnico de fútbol?, sin ser un versado en la materia, entre otras, dos funciones, poner en práctica buenas estrategias para que cada jugador produzca mejores resultados desde su posición, y otra en conjunto, que el colectivo presente mejores resultados, y presupuesto para conseguir estos fines, que exista entre los jugadores, entendimiento, respeto entre ellos y compañerismo, si, cada uno, no damos resultados, seguirá Colombia con la misma fisonomía social, si, nos proponemos a cambiar y ayudar para que otros cambien, ¿Cuál será el efecto?, el mejoramiento del cuerpo social en todos sus aspectos; pero la realidad es otra, como no cambiamos, ni ayudamos a cambiar a otros, sea educándolos o buscar la forma que se eduquen, buenos consejos y ejemplos provenientes de padres de familia a sus hijos, familiares, padrinos con ahijados, educadores con sus alumnos, sacerdotes con sus feligreses, etc., todo sigue y seguirá igual, al contrario, se percibe un empeoramiento del conglomerado social colombiano, en sí, más drogadictos, deambulando malolientes y con maltrecho físico por las calles de las principales ciudades de Colombia, los abusos sexuales de niños en aumento asombroso y en toda la geográfica nacional, yo, pensaba que era más un problema dado en la Costa Caribe, y ahora que presto servicio como Fiscal en el departamento del Tolima, los casos penales que mayor ocupan a los fiscales y jueces en este departamento, son los de abusos sexuales a los menores, en una gran cantidad de número de denuncias, que aterran, y uno se pregunta, ¿y eso a que se debe?, ¿podemos culpar al gobierno de esa problemática?, no, son atribuibles en gran parte a los padres de los menores y otros actores sociales, los planteles educativos no realizan programas adecuados de pedagogía sexual a los niños, abrirle los ojos a temprana edad para que no confíen del más cercano familiar, y menos de individuos desconocidos, se cuide de no quedarse solo en casa o en cualquier otro lugar, y de las consecuencias dañinas que puede ocasionar una interferencia sexual al desenvolvimiento normal del proceso de su libido, hay que saber que las aberraciones sexuales, gran parte se producen por estas interferencias, masturbaciones, coitos prematuros con prostituciones, etc.
Con la drogadicción ocurre lo mismo, el Gobierno tiene que poner de su parte, pero, su aporte se convierte en írrito si, los padres de familia, no hacen lo suyo, se despreocupan de esta situación, pocos les importa si sus hijos consumen o no sustancias productoras de dependencias psicológicas, y ni siquiera se dan cuenta, y que al tener un poco de cuidado, por mucho que quiera ocultar el adolescente su vicio, da señales de ello, lo vienen advertir es en estado avanzado, cuando el hijo se encuentre en el paroxismo de la adicción, y aun así no hacen nada para rescatar a su cognado de este estado lamentable, y muchas veces lo patrocinan, lo digo por experiencia personal, los capturan portando base de coca o marihuana en buenas cantidades y llegan a los despachos de los Fiscales con palabras malsonantes alegar que sus hijos son personas sanas, que nunca han consumido droga, que es la policía que les tiene animadversión y los inculpan injustamente de estos hechos con la intención de perjudicarlos, con conocimiento pleno que son consumidores y expendedores de estupefacientes; ¿a quién perjudican?, a los mismo hijos, a la misma familia, y a la sociedad en general.
Tenemos que poner de nuestra parte y producir con nuestros propios medios, pasmado podemos darnos cuenta y más que todo tengo que reconocerlo, en la costa caribe todos quieren vivir del presupuesto del municipio, los cuatro años de gobierno de un alcalde, se la pasan, no todos, muchos trabajan por sus propios medios, en inmediaciones de las instalaciones de las alcaldías, en espera que el alcalde salga de su despacho y no lo dejan ni caminar, ni respirar, un puñado de personas, pidiéndoles contratos, otros dineros en efectivos, fórmulas médicas, eso es a diario, mientras tanto, su hogar sin producir dinero para el sostenimiento de la familia, para el pago de los estudios de sus hijos, que conducen en gran porcentaje a la desintegración de la familia, el padre toma un rumbo y los hijos otros, a aumentar las calamidades sociales existentes.
Tomemos como ejemplo la mentalidad progresista de otras naciones, muchos países asiáticos que gracias a sus habitantes han convertido a estos países en potencias económicas, y en corto tiempo, y sin estar a expensas del Gobierno, desde luego existe sincronización de éste, con sus habitantes para que aunados conseguir lo que ha logrado, no es como en Colombia, que el Gobierno es quién según opinión generalizada, le corresponde dar de todo, hasta hacerlo llegar a la casa de cada cuál, y mientras tanto los cabezas de familia permaneciendo sin producir por los lados de las sedes de Gobierno o jugando dominó, o viendo televisión, o ingiriendo licor hasta el amanecer, y para ellos empeñando lo que pueden empeñar, pregunto para terminar, si, seguimos así por muy buen gobierno que exista ¿habrá desarrollo?, la respuesta lógica tiene que ser que no, somos como los equipos de futbol, si cada cual no aporta el equipo dará pésimas presentaciones deportivas.
Feliz Navidad y Año Nuevo anticipado a todos mis amigos en la Costa Caribe, Tolima y a todos los Colombianos, deseándoles prosperidad para el otro año, invitándolos a que cambiemos el año próximo a comenzar, para el bien de todos.