Diciembre es una de las celebraciones más esperadas de todo el año por nosotros los católicos. Es la fecha más esperada para encontrarnos en familia, asistir a los eventos religiosos y desde luego, disfrutar de los encantadores alumbrados navideños que reposan en los puntos más emblemáticos de nuestra amada, noble y culta ciudad de Pasto.
Este es un tiempo para la convivencia familiar y para estrechar los vínculos de amistad. Así mismo para estar cerca, de corazón o físicamente, de las personas que tanto queremos.
Además es el mejor momento del año para expresar nuestro afecto y dar espacio a los buenos sentimientos, sobre todo aquellos que fortalecen la unidad del hogar. Este es el momento para duplicar las expresiones de amor hacia nuestra esposa e hijos, suegros, padres, hermanos, cuñadas y demás.
De igual manera es un bonito tiempo para agradecer por las buenas acciones, el afecto, la salud, la compañía y desde luego el trabajo.
Es un buen momento para la reconciliación, dar con generosidad y hacer el bien. Es un tiempo para el perdón y sanar las heridas que generan resentimiento, temor y desilusión.
La Navidad es un acto simbólico por esta razón hacer el pesebre, poner las luces, armar el árbol, rezar las novenas, cantar villancicos o la cena familiar del 24 de diciembre, tienen un significado especial.
Para nosotros los católicos, celebrar el nacimiento de Jesús, es un momento para homenajear la vida y todas sus expresiones. Mediante los diversos rituales de amor y fe, nos amparamos más en Dios.
No se debe olvidar que Diciembre no solo es rumba y placer, es un espacio para la reflexión, mirar al interior de sí mismos y redescubrir el significado que estas fiestas tienen para cada uno de nosotros.
Diciembre es un mes para tener ilusión y esperanza y tomar la decisión de vivir en armonía con nuestros seres queridos.
Navidad es dar, y todo proviene del regalo más grande que el mundo ha recibido jamás: el don de Jesucristo.
Deseo que en esta Navidad todos podamos sentir el amor de Dios en nuestros corazones y que nos unamos todos como hermanos.
Dios en este diciembre quiere hacer de nuestra vida una constante Navidad, donde la paz, la esperanza, el amor y la convicción de un futuro seguro llenen tu mente y corazón para siempre. Solamente, tenemos que invitar a Jesús para que sea el Señor y salvador de nuestra vida.
No hay Navidad sin buenos deseos, ni año Nuevo sin propósitos por cumplir. Gracias Dios por darme un año más para poder celebrar esta hermosa fecha.
Jesús es la única razón por la que el amor, la justicia y la paz son capaces de existir. Permitamos que la luz que acompaña a Jesús, entre en tu hogar y lo llene de amor, esperanza y felicidad. Por ello debemos tener presente que la Navidad no es solo un tiempo para la festividad, es más que eso; es un tiempo para la contemplación de las cosas eternas.