
Por redes sociales se viene difundiendo desde hace más o menos dos meses, por los promotores, que habrá paro nacional el próximo 21 de noviembre, al mismo tiempo, que dan publicidad a los motivos de dicho paro, entremezclan medidas tomadas por el gobierno en el campo laboral, asesinatos de líderes sociales y defensores de Derechos Humanos y otros temas de carácter sociales y económicos.
Pone al descubierto con solo utilizar el término “PARO” cuáles son las intenciones de los que han programado ésta protesta, paro, se nos viene a la idea inmediata, que se paraliza el país, que cesan las funciones cotidianas estatales y del cuerpo social, lo que ha suscitado cierta zozobra en la sociedad colombiana; y no es coincidencia que precisamente se va a llevar a cabo dicha marcha multitudinaria (si es así lo es), inmediatamente acabados los disturbios sociales dado en Chile, Bolivia y algunos países de Centroamérica, aprovechando de tal circunstancia para aumentar el desconcierto del pueblo colombiano, en el que muchos han pensado y pensarán, que ese paro del 21 de noviembre podrá desatar los resultados nefastos, iguales a los que sucedieron en los países citados.
Todo indica que existe la alta probabilidad que un grupo de personas especializadas en fomentar disturbios sociales, estén participando no solo para el paro para el 21 de noviembre, sino igual a los que se han producido tiempos atrás, las mismas modalidades previas de crear un ambiente proceloso, dando buena publicidad del mal gobierno y que el gobierno es el que asesina a líderes sociales, las mismas características al inicio de las protestas, los vociferantes, gritando, abajo el Gobierno, asesino y el final ha sido idéntico en todas estas manifestaciones, termina los arengadores con altavoz, expertos en utilización de verbos para enardecer los ánimos de la masa humana presente que es sugestionada y se viene regularmente de manera descontrolada a realizar actos vandálicos, lo que da pie para deducir que viene operando un concierto en que participa un número de personas para promocionar estas marchas y para que se den estos fines.
Debe implementar el Gobierno mecanismos legales como muro de contención de estos procedimientos violentos, vendrá el del 21 de noviembre y seguro que en unos meses, vendrán otros y para impedir que los cabecillas de estas actuaciones destructivas de la sociedad, se amparen con la excusa, como siempre lo han hecho, que son o fueron hechos aislados, que no fueron partidarios de los resultados dañosos que se produjeron y en todas las manifestaciones muchos provistos de artefactos explosivos.
Es necesario que los congresistas por iniciativa propia o del Gobierno realicen una reformulación al delito de constreñimiento para delinquir y que consagra el artículo 184 del C.P. en los siguientes términos: EL QUE CONSTRIÑA A OTRO A COMETER UNA CONDUCTA PUNIBLE SIEMPRE QUE ESTA NO CONSTITUYA DELITO SANCIONADO CON PENA MAYOR, INCURRIRÁ EN PRISIÓN DE 1 A 3 AÑOS. El verbo constreñir que expresa la ilicitud de esta conducta en la mayor de las situaciones más en el caso que estamos tratando es de difícil comprobación, conseguir los medios de prueba para acreditar que las actuaciones de los promotores quedan cobijados en el radio de acción del verbo mencionado, es decir, si efectivamente constriñeron, lo que es lo mismo, forzaron u obligaron a los autores de los incendios de inmuebles y de vehículos o de los que lanzaron explosivos, mientras, si se reformula dicha descripción típica a manera de ejemplo con los siguientes verbos, el que induzca, promueva, incite, etc., de cualquier manera a otro u otros a cometer delitos, tendrá prisión de tantos años, aumentado las penas como puede observarse se adscribe una pena de prisión ridícula, debe tener un mínimo de 6 años y con circunstancias de agravación que determine el aumento de pena si la inducción a delinquir se produce en una marcha o una protesta como la que se va a dar el 21 de noviembre.
La conducta delictiva de inducir es más fácil de probar que la de constreñir, puede ser inductor a este delito el arengador que por altavoz y para envalentonar los ánimos de la multitud presente, utilice expresiones para esos fines.