Las difíciles condiciones de hacinamiento que se evidencian en el Centro Carcelario y Penitenciario de Camilo Torres en Magangué han sido tratadas en innumerables trabajos periodísticos y en decenas de consejos de seguridad, pero hasta ahora no se ha implementado una solución efectiva.
El establecimiento carcelario es considerado uno de los penales más hacinados del país. Su sobre población es del 200 por ciento. Por si fuera poco, carece de los servicios básicos y no cuenta con médicos que se encarguen del cuidado de los reclusos.
La capacidad es de 56 internos, sin embargo en estos momentos son 230 las personas allí recluidas, que en su mayoría están en calidad de sindicados, pese a que la prisión solo debería albergar a quienes hayan sido condenados.
En una celda para cuatro reclusos están durmiendo seis internos, en colchonetas, y algunos con menor fortuna, deben dormir en los baños y aulas de clase.
Deficiente capacidad de custodia
La cárcel de Camilo Torres cuenta con 19 funcionarios de custodia y vigilancia incluyendo cuadros de mando, los cuales tienen la responsabilidad de garantizar la seguridad a los 230 reclusos.
Según esta cifra dada a conocer en el penal, a cada guardia le corresponde vigilar a 12 reclusos, sin embargo hay que tener en cuenta que los uniformados no están todo el tiempo, pues deben cumplir los turnos laborales.
Además, el mismo grupo de guardianes también debe velar por la integridad de los funcionarios administrativos, visitantes femeninos y masculinos e integrantes de la red de apoyo, como los instructores del Sena, los grupos religiosos, abogados y demás personas que hacen presencia en la penitenciaria.