Ante los pésimos o mejor “nulos” resultados del gobierno de Iván Duque (de acuerdo con la última encuesta conocida anoche su desaprobación es casi del 70%) y la pésima imagen que la colectividad que lo llevo al poder, es decir el Centro Democrático, desde su mentor hacia abajo, comenzó la desbandada de las cabezas “visibles” a participar en las justas de congreso en el mes de marzo.
Aducen ellos –creyendo que el elector primario es bobo- que se trata de entregar oportunidades a nuevos liderazgos para que se hagan visibles desde la célula legislativa.
Una mentira que ni ellos mismos se la creen, pues la verdadera razón de la desbandada es que saben que, si algo tiene seguro en estos momentos de la vida política nacional, es la derrota.
Los que se van –que supuestamente son los duros de la colectividad- saben que sin el “abrigo” de Uribe no consiguen los votos necesarios para mantenerse en la curul, prefieren renunciar a “calcinarse” o “ahogarse” en las urnas.
La desbandada la comenzó “el bachiller” Macías, siguió Paloma Valencia, luego lo hizo María del Rosario Guerra de la Espriella, y se espera que Paola Holguín lo haga próximamente teniendo en cuenta que en su tierra Antioquia ya no cuenta con la misma solidez electoral de años anteriores.
Una cosa son elecciones con Uribe en la lista y otra solo con sus apoyos publicitarios. Digamos también que, si Uribe tuviera la intención de postularse, tampoco tiene ya ese caudal electoral y así lo demuestran todas las encuestas que reflejan su pérdida de favorabilidad y su imagen negativa que tienen los colombianos de él, es decir que esta vez no los arrastraría como en ocasiones anteriores lo hizo.
Antes que considerar que su renuncia al Congreso de estos personajes del CD es una perdida para el legislativo, es mejor decir que es una ganancia para el poder legislativo.
Ganancia porque así se puede acabar con las “jugaditas” que institucionalizo el “bachiller” Macías y que son la muestra de la trampa y la marrullería que se hace desde el recinto de la democracia.
Ganancia porque dejaremos de ver los candentes debates en donde la senadora Valencia con mucha vehemencia defiende a Uribe y trata de vender la idea que es un Dios o sensei al que Colombia le debe mucho en medio de gritos disonantes.
Ganancia porque ya no vamos a tener que escuchar a “Charito” Guerra defendiendo las medidas económicas del gobierno para “joder” al pueblo y lo que es mejor, no la volveremos a escuchar diciendo que este gobierno ataca a la corrupción cuando es falso y cuando cinco de los integrantes de su núcleo familiar están purgando condenas por hechos de corrupción.
Ahora bien, al interior de la colectividad se vive un verdadero infierno como consecuencia de los resultados de la encuesta que escogió candidato a la presidencia para remplazar a Duque. Se “rumora” que quien verdaderamente ganó ese sondeo fue la senadora Cabal, pero la voltearon a favor de Zuluaga por una sencilla razón; Uribe sabe que el candidato del CD no va llegar a la presidencia y necesita hacer alianzas para participar en consultas y esas alianzas no las hubiese podido hacer con la senadora Cabal, que es vista como representante de la línea dura de la derecha que representa el Uribismo y a lo que no le van a apostar más los colombianos.
Uribe sabe que la escogencia de Zuluaga como candidato del CD, es el paso al “crematorio” del ex ministro de hacienda. Su candidato real está en la coalición de la experiencia o hoy llamada “Equipo por Colombia”.