
Todavía cuatro años después en la memoria de los colombianos está fresca la agresiva campaña publicitaria adelantada por el hoy partido de gobierno –es decir el Centro Democrático- advirtiendo a los colombianos del “peligro” que representaba para la democracia colombiana la llegada al poder de un reconocido miembro de la izquierda, lo cual, según ellos, podría poner a Colombia en una situación igual o peor a la vivida en la hermana República de Venezuela con el famoso “Castrochavismo”.
Tengo que reconocer que, inclusive a mí, que siempre he militado en el centro de la democracia de nuestra nación, la “avasalladora campaña” adelantada por la derecha colombiana al mando del ex senador Uribe como jefe máximo de esa colectividad, me puso a pensar si realmente podría pasar en Colombia lo mismo que en ese momento y todavía hoy, vive Venezuela.
Hoy, cuatro años después de esas “vedadas amenazas” que cumplieron su objetivo –pues termino ganando las elecciones el que dijo U….-, tenemos que reconocer que al país no lo jodio el “Castrochavismo” sino fue el “CastroUribismo” el que lo llevó a la crítica situación que hoy se está viviendo.
Desde hace más de tres años y en diferentes escritos, he venido advirtiendo lo que hoy es una realidad; este gobierno va por todo y no le importa –como quedó demostrado- que para lograrlo tenga que pasar por encima de las leyes.
El “maquiavélico” plan concebido por las mentes diabólicas que se consideran enviados de un ser supremo y seres de luz que tienen consigo la verdad revelada, comenzó con hacerse para sí, tomándose las direcciones de los organismos de control el país.
Ningún colombiano que no sea adepto a las políticas de este gobierno tiene hoy garantías en ninguna de las “ias”, es decir, Fiscalía, Contraloría y Procuraduría, pues todos son “alfiles” manejados desde el gobierno de turno.
Ni la libertad de prensa se está salvando de la andanada de muestras de poder que con “soberbia” se maneja desde la Fiscalía hasta el punto de considerar por su titular, Francisco Barbosa, que todo aquel periodista que se atreva a hablar mal de esa entidad, no es más que un delincuente emparapetado en los medios.
No tiene en cuenta el Fiscal General, que la entidad que el orienta, revelan todas las encuestas, que tiene un nivel muy alto de desfavoravilidadentre los colombianos, así él se “auto condecore” y se proclame como el funcionario más preparado del gobierno.
Igual pasa con la Contraloría y por su puesto con la Procuraduría, que se mueven más al vaivén de los interese del gobierno, que de los colombianos.
Y ni qué decir del Congreso arrodillado que tiene a su merced, que le aprueba todo lo que es de su interés, así lo aprobado sea violando las normas existentes y en contravía de nuestra Carta Política, todo gracias a la “mermelada” que prometieron acabar y que hoy reparten a diestra y siniestra.
En Venezuela pasa lo mismo. Maduro tiene en sus manos y a su favor todas las instituciones de control y poder público, es decir es una dictadura, que aquí la disfrazamos como una falsa democracia.
Por todo lo anterior –que es una realidad palpable e inocultable- que a Colombia no la jodio el “Castrochavismo” sino el “CatroUribismo”.