En las elecciones de la primera vuelta quedó demostrado que se quiere el cambio. Los resultados lo dejaron bien claro, donde quedó derrotado los partidos tradicionales, quienes tendrán que buscar excelentes estrategias que convenzan al pueblo. Pero el cambio que se quiere abundante en paz, tranquilidad social, bienestar a las comunidades, generación de empleos, dejar a un lado la intriga y el odio, convivencia social, no mas secuestros, corrupción, matanzas, violaciones, desfalcos al erario, que haya equidad social, que se fortalezca el sistema de salud y educativo. etc. Estos son los verdaderos cambios que Colombia necesita y que han sido esquivos por lagos y largos años, porque siempre nos han tenido sometidos a las clases trabajadora y luchadora del país, dominados por los mismos que se han enriquecidos a costilla del pueblo, a través de la corrupción, el robo desmedido.
Y en 15 días estaremos dando ese vuelco hacia un país diferente, dejando atrás la lucha perversa entre derecha e izquierda, que asuela el futuro de unas generaciones que ven impotentes como sus esperanzas se pierden en medio de los egos, radicalismos y ambiciones desmedidas de los seudo líderes políticos. Nunca como ahora los ciudadanos valemos y tenemos la responsabilidad de determinar qué va a pasar con el país. Porque las elecciones del 19 de junio necesariamente dividirán en dos la historia de Colombia.
Determinaremos si le entregamos el poder a las mafias politiqueras tradicionales, corruptas y nos liberaremos del ambiente oscuro y desgastador de quienes han sido siempre nuestros opresores. O si, por el contrario, generamos el verdadero cambio de esquema de poder y hacemos respetar la institucionalidad, los valores democráticos y el derecho a recomponer un camino que siempre ha estado lleno de atrocidades y atentados mortales. Decidiremos si permanecemos en esta sociedad llena de impunidad, de acechos indiscriminados de delincuentes, inseguridad rampante, politiquería, robos continuados, amenazas terroristas, pérdida de valores morales y degradación personal y social, o si nos liberamos de esas cadenas y le damos la oportunidad a esa opción que enfrenta el sistema corrupto y descarado. De donde se han nutrido los diferentes partidos que han gobernados, y reta de frente a los actores miserables que han degradado el futuro del pueblo colombiano.
Porque ese sería el verdadero cambio. El de arrebatarle el poder a la clase política tradicional y entregárselo al control institucional y constitucional. El de castigar al ladrón del erario y devolverle las oportunidades a una sociedad hastiada de vivir en la miseria, mientras la rodea la riqueza de corruptos que dicen abominar la oligarquía, pero viven dentro de ella, y oligarcas que dicen trabajar en favor del pueblo, pero se les roban hasta el último peso. Y ese cambio no es posible si le entregamos nuevamente el poder a la clase más corrupta del país.
En la primera vuelta la democracia dio un mandato que hay que obedecer: el del verdadero cambio; el de la conversión del país y el del revolcón político; el de desterrar la corrupción, el derroche y el boato encarnados en la clase política tradicional; el de acabar con el poder de la violencia terrorista que nos tiene amedrentados por ausencia de un Estado que nos defienda; el de acabar con la polarización y empezar a sentir una verdadera paz; el de erradicar esa clase política mediante una justicia de verdad que proceda sin clemencia a castigar al corrupto y al terrorista, y no a amnistiarlo ni condonar sus penas. Demos elcambio. Y es el reto ciudadano más grande, porque es enfrentar a la clase política tradicional, Quienes después de ser derrotado en las elecciones parlamentarias y en la primera vuelta, han buscado las toldas bruscamente del ingeniero Bumangués para no quedar afuera del pastel. Los invito para el 19 de junio, que, demos el cambio, pero que sea por el progreso que propone el Pacto Histórico.
Discussion about this post