Hace dos meses que Olga Soto Contreras se la pasa aplaudiendo. Vive en el barrio La Florida de Magangué, y no lo hace para celebrar los goles de Radamel Falcao, su jugador de fútbol favorito, sino para matar los mosquitos que invadieron su casa y se adueñaron de la terraza.
Son tantos que no puede contarlos, una pequeña proporción de los miles que invadieron este municipio. Su especialidad es espantarlos y para eso usa lo que tenga a la mano: trapos, palos y hasta cartones de huevo.
Soto Contreras tiene 46 años y varias ronchas en los brazos. En sus descuidos los “pequeños enemigos”, como cataloga a los mosquitos, la atacaron. Esta mujer utiliza cualquier arma para combatirlos, desde el “Raid” hasta el tradicional “Katori”.
No es la única que se desvela para combatir al “frente volador” integrado por mosquitos Culex, los tenderos madrugan para ofrecer las armas de guerra, conocidas como insecticidas.
Secretaría de Salud toma medidas
Para que las medidas sean efectivas, la Secretaría de Salud está entregando toldillos y aplicando el larvicida conocido como “Vectolex” en los barrios más afectados del municipio.
El líder de esa dependencia, Javier Payares Sierra, reiteró el concepto entregado por el Departamento. “La especie de mosquito que incomoda a los magangueleños no es transmisora de enfermedades como Dengue, Zika o Chikungunya”, anotó.
A través de un oficio, los funcionarios competentes de la oficina de Vigilancia en Salud, explicaron las causas que generaron la ola de insectos. “Es producto es los criaderos temporales que resultaron después de la suspensión de las lluvias e incremento de la temperatura ambiental”.
En todo caso, a los magangueleños les tocará esperar el resultado de estos controles, para poder sentarse en las puertas de sus casas por la noche.