Las reformas laborales y pensionales motivadas por la corrupción que afectan a las clases sociales menos favorecidas del departamento de Bolívar y de otras regiones de Colombia, son algunos de los factores por los cuales, estudiantes y representantes de las centrales obreras levantaron su voz de protesta contra el presidente actual.
El país está atravesando por una de las peores crisis económicas de la historia en materia de corrupción a nivel público y privado. Al mismo tiempo la credibilidad por la institucionalidad de las organizaciones públicas o privadas está en ruina precisamente por la percepción de corrupción.
Ese delito que por cierto cada día toma fuerza hace que desangre a Colombia. La ‘corrupción a gran escala’ implica actos cometidos por ciudadanos en los diferentes niveles de la educación, justicia y salud.
De ellos también hacen parte ejecutivos del sector privado, que afectan sustancialmente a la sociedad al distorsionar políticas o funciones del Estado y que además permite que unos pocos se beneficien a expensas de otros.
El descarado robo de los recursos públicos por aquellos ladrones de cuello blanco, incrementa los niveles de pobreza vulnerando los derechos más fundamentales.
Mientras unos pocos disfrutan el dinero hurtado al pueblo, nos les importa lo que suceda en las familias de los 32 departamentos y en los más de 1.000 municipios de Colombia.
Pero lo cierto es que el presidente de Colombia debe buscar mecanismos que ayuden a superar esta delicada situación.
El incremento en los servicios públicos, la pesada carga de impuestos por todo concepto, ínfimos salarios que no alcanzan ni siquiera para comer y los altos precios en los principales alimentos básicos de la canasta familiar son injusticias que con justa razón tienen mal a los más de 40 millones de colombianos.
En Colombia se requieren programas que a las nuevas generaciones les despierte el sentido de responsabilidad, es decir que se ganen la vida con esfuerzo y dedicación.
Además se necesitan propuestas que frenen a aquellos sindicatos cuyos integrantes aparte de trabajar media jornada, de disfrutar generosos sueldos y de recibir del Estado onerosas bonificaciones por el hecho de pertenecer a ellos, Colombia como no va a estar la ruina.