En estos días regresaron a clases más de 160.000 estudiantes, desde el preescolar hasta la secundaria.
Como cada año, el inicio del ciclo escolar es un momento de gran emoción. Lo es para los niños y las niñas, ansiosos por reencontrar a sus amigos y aprender cosas nuevas, pero también para sus docentes, quienes retoman, con la gran vocación que los distingue, su enorme responsabilidad de educarlos y formar a las futuras generaciones.
Recuerdo que cuando regresaba al colegio llegaba con la emoción de tener todos mis útiles escolares nuevos, la ilusión de hacer títulos y decorarlos de la mejor manera. Sentía gran alegría de volver a ver a mis compañeros y también de conocer a nuevas personas, aunque también tenía algo malo y eran las duras madrugadas.
Esperaba con ansias la hora del recreo para contar lo vivido en vacaciones, algunos presumían sus viajes y regalos de Navidad, pero esto hacía que volvamos a tener confianza entre todos.
Viví la época del colegio con todas sus ventajas y desventajas, disfruté cada año al máximo y traté de ser buena estudiante. Recuerdo el colegio como una gran etapa llena de aprendizaje y lágrimas.
Hoy que estoy desempeñando un nuevo papel en mi vida me doy cuenta que la temporada escolar es algo más difícil, y no para los estudiantes sino para los padres de familia que después de salir de los gastos de fin e inicio de año tienen que costear los útiles escolares.
Después de tantos años los padres de familia todavía no se acostumbran al cambio del calendario escolar, además, las interminables listas que muchas veces están llenas de útiles inútiles, donde los padres de familia son los más afectados.
No entiendo por qué el aprender tiene que ir ligado a tantas cosas materiales. Escuchaba a algunos padres de familia que decían que el regreso a clases es un dolor de cabeza y debería de ser al contrario. El regreso a clases de sus hijos debería de representar tranquilidad y emoción.
Los tiempos cambian. Hoy en día las listas escolares ya están llenas de cosas tecnológicas, que afectan mucho a los responsables de comprarlas. Es triste ver que desaparecen los cuadernos de imágenes y que venían con stickers los cuales terminaban pegados en el pupitre hasta fin de año.
La temporada escolar es una época que disfrutamos y recordamos siempre, pero qué difícil es para los padres de familia enfrentarla.