
Ninguno de los mandatarios colombianos que se posesionaron el pasado primero de enero y que comenzaron su periodo de gobierno después de resultar electos, imaginaron que –a diferencia de gobiernos anteriores- que sus primeros cien días de gobierno, estarían afrentando una crisis tan dura como la que hoy viven por el covid-19.
Esos primeros 100 días de gobierno siempre terminan siendo un buen termómetro para saber cómo va el mandatario en sus propuestas hechas para elegirse y conocer cuál ha sido y será su capacidad de gestión y ejecución en el tiempo restante.
A mi manera de ver y luego de hablar con la comunidad, Cabrales no solo llegó con el ímpetu que todo mandatario debe llegar, sino que ya se le veía como la persona con la capacidad para gobernar un municipio con diversidad de problemas que solucionar como lo es Magangué.
Desde antes de posesionarse, ya Cabrales había dado muestras de su capacidad de liderazgo y entendimiento, en el sentido que no era aquí en donde se conseguirían los recursos para solucionar los problemas del municipio, sino en el dialogo directo con el gobierno nacional y sus instituciones en Bogotá. Y a fe que logró avanzar en algunas de las propuestas ante el gobierno central y departamental.
Todo iba bien durante sus primeros 60 días de gobierno. Se trataba de organizar y planificar con el equipo de gobierno las tareas a seguir en cumplimiento de la premisa gerencial que establece que, “quien no organiza y planifica, no podrá obtener los resultados propuestos”.
Fueron varios frentes de trabajo en donde se logró avanzar como educación, salud y desarrollo social, por nombrar algunos de ellos.
Pero paso lo que nadie estaba esperando; llego la emergencia sanitaria del coronavirus y ahí se detuvo –por orden del gobierno nacional- el impulso que se llevaba. Era lo más lógico, primero la vida de sus conciudadanos y después el desarrollo municipal.
Bien se dice que en medio de las crisis es cuando se conocen las verdaderas capacidades de los hombres y esta crisis no fue la excepción. El alcalde está mostrando la gran capacidad de trabajo que tiene, y la fortaleza para liderar equipos al igual que la gran sensibilidad por la necesidad de sus semejantes.
No es fácil atender una población con tanta necesidad alimentaria como la de Magangué, y no lo es no porque la gente no trabaje, sino por el contrario porque todo el mundo trabaja de manera informal, lo que los lleva a ganar el sustento día a día.
Hasta en las noches o en horas de la madrugada se le ha visto con su equipo de trabajo, entregando las ayudas en los diferentes barrios del municipio sin abandonar –eso si- la parte rural del ente territorial.
Ni para él, ni para los diferentes mandatarios que asumieron el mandato hace cien días, la tarea ha sido fácil. Decir que no ha habido errores en esta administración seria mentirle a la comunidad, pero en la balanza son –a pesar de la pandemia- más son los aciertos que los errores que puede haber cometido esta administración.
Dos puntos han sido fundamentales en estos cien días de gobierno de Carlos Cabrales; el primero reconocer el apoyo que ha tenido por parte de la Gestora Social, que literalmente se puso la camiseta del apoyo y la solidaridad en medio de la crisis, y el segundo, que, pese a las críticas venidas desde la oposición en medio de esta crisis, el gobernante no ha caído en ese juego y se dedico fue a gobernar y solucionar los problemas de la ciudad.