
Ya paso el torrencial de la jornada electoral, ahora toca reflexionar e ir diagnosticando las necesidades prioritarias del municipio y sus corregimientos. Las votaciones del pasado domingo definieron quiénes serán los líderes de los gobiernos en alcaldías y gobernaciones, pero hay una elección que está por definirse y que en ocasiones es el sello de las administraciones y su estilo: la designación del equipo de Gobierno. Un buen mandatario mal acompañado o rodeado de colaboradores que no le caminan hará que sea difícil una buena gestión. Mientras que un gobernante medio nivel con un estupendo equipo puede dejar una impronta que será recordada. Desde esta columna, señor Alcalde y Concejales electos, solidariamente llamamos a que quienes resultaron ganadores entiendan la importancia de definir ese equipo, que sea conocedor y que se mueva entre lo técnico y la comprensión de las realidades sociales.
Obviamente que la política se hace con políticos, que quienes respaldaron a los ganadores quieran tener participación en los nuevos gobiernos que se iniciarán el próximo año. Eso no solo es legítimo, sino que es justo. Muchas personas consideran que eso no es correcto, no es nuestra manera de pensar, siempre y cuando los partidos políticos que acompañan a los candidatos sean conscientes de que pueden sugerir nombres, pero que lo hagan con responsabilidad, que recomienden a personas idóneas, honestas y sinceras y, en todo caso con respeto de que la última palabra la tiene el elegido. No puede suceder más que el funcionario nombrado termine por rendirle cuentas primero al político que lo recomendó que a quien es su jefe. Es una desviación del principio de mando que afecta la gobernabilidad.
El mejor gobernante es el que se rodea de un equipo competente, lo escucha y con él toma las decisiones más idóneas para una ciudad o una región, esto acompañado de no perder distancia de la realidad de su comunidad. Los ejemplos de tecnócratas que toman decisiones olvidándose del mínimo sentido común y sin comprender el sentir de la sociedad a la que afectan sus decisiones ha llevado a descalabros en muchas partes. Por ese motivo, esos gabinetes deben tener parte técnica y parte política y sentido humano, pues es una manera de lograr un equilibrio y que en todo caso no alejen al gobernante de las realidades.
La juventud y las nuevas ideas son convenientes, pero la experiencia y el conocimiento de la forma en que se mueven los asuntos en las entidades públicas, llenas de reglamentos y requisitos, hace recomendable que quienes llegan a cargos de elección popular sin haber tenido antes experiencia ejecutiva en cargos públicos se rodeen muy bien para ganar en eficiencia en sus administraciones.
Confiamos en que los mandatarios electos el domingo tomen las mejores decisiones de cara a lograr resultados para sus localidades. En este sentido será importante que se aparten de la escogencia que se debe hacer en breve de personeros y de contralores, pues no tiene sentido que se inmiscuyan y ayuden a designar a quienes los deberán controlar. Necesitamos recuperar la dignidad de las instituciones y esto empieza porque los organismos de control sean independientes. Esto también implica a los concejos, que tienen todo el derecho a hacer el control político que les corresponde, pero no a lo que se estila en muchas partes, que cada concejal se siente dueño de una secretaría o que puede participar en la asignación de contratos. Ese estilo de política es la que nos ha llevado a los niveles de corrupción y de ineficiencia que salen tan costosos.
Así pues, esperamos que el sentido común se imponga en las decisiones, que se nombren gabinetes acordes con las necesidades y con las competencias de cada uno y pensando en el bienestar de la mayoría de los magangueleños. Bendiciones: Alcalde y Concejales Electos, Dios y la virgen de la Candelaria los ilumine.