La Mojana vive una encrucijada sin precedentes que, hasta ahora, deja más dudas que certezas. Las posturas de los actores en mención, Gobierno y ganaderos, están en orillas contrarias; sin embargo, ambas con puntos a valorar. Por un lado, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, explicó desde las primeras semanas de su mandato que no invertirá en las anheladas y sonadas obras hidráulicas que están plasmadas en un Conpes(4076) que contempla obras como desarrollo de diques, tablestacados, estructuras en concreto y conexiones hidráulicas, así como rehabilitación de caños, canales y la restauración de ecosistemas.
El documento plantea inversiones por más de $1,8 billones para mitigar el riesgo de desastres. Asimismo, en el presente año, el Departamento Nacional de Planeación publicó un segundo Conpes (4084) con presupuesto indicativo de 54.062 millones de pesos para garantizar la vida de casi medio millón de habitantes de 11 municipios de Antioquia, Bolívar, Córdoba y Sucre.
Sin embargo, desde la Casa de Nariño han sido enfáticos en que realizar estas obras –en este momento– sería una enorme pérdida de dinero porque el país afronta una dura temporada invernal que impide el normal desarrollo de los trabajos de este tipo, un concepto “sensato” que es rechazado por los campesinos que tienen el agua hasta el cuello.
“Intentar secar la Mojana es una ingenuidad, lo que necesitamos es darle espacio al agua y que la gente tenga donde vivir y lugares más seguros. Aquí podemos seguir invirtiendo miles y miles de millones de pesos y lo que podemos decir es que la situación va a ser peor”, aseguró la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamad.
Por su parte, los gremios ganaderos y, con el pasar de las semanas, las autoridades locales y departamentales se han mostrado en contra de estas posturas. A pesar de la lógica que tienen los discursos técnicos del Gobierno sobre la situación actual, lo cierto es que las aguas del río Cauca siguen entrando por el boquete generado en el sector de Cara ’e Gato, en San Jacinto del Cauca.
La abertura ya mide más de 2 kilómetros, lo que ha saturado los cuerpos de agua de la Región de la Mojana, generando que la ciénaga de Ayapel, en Córdoba, se desborde constantemente.
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