Llegaron los días de mayor dicha, felicidad y alegría en el suroccidente colombiano, cuando los nariñenses nos aprestamos a celebrar la Noche de Navidad, el Día de los Santos Inocentes, la despedida del año viejo, la llegada del año nuevo y los carnavales de Barranquilla.
Desde el interior del país y provenientes de distintos países, en donde nuestros paisanos se encuentran residenciados, empiezan a llegar a sus hogares para unirse al gran regocijo que inunda los corazones de quienes por tradición, desde muchos años atrás, recibimos estas conmemoraciones por parte de nuestros mayores.
Por su parte las autoridades civiles, eclesiásticas y militares vienen desplegando las campañas para que todos salvaguardemos la vida, utilizando los medios de comunicación radiales, televisivos y la prensa escrita.
La vida es el don más preciado que lo hemos recibido de parte del divino Creador para que con los padres y hermanos conformemos nuestras familias, que son el cimiento de principios, valores, costumbres y enseñanzas, transmitidos de generación en generación.
Al respecto debemos reflexionar sobre la responsabidad que tanto padres, madres y hermanos tenemos de acatar estas valiosas recomendaciones, para no tener que sufrir percance alguno con el uso del alcohol, que muchas veces, al comprar licor adulterado, nos puede causar intoxicaciones letales, perder la visión y si abusamos en su consumo podemos “enlagunarnos” perdiendo la razón, que nos llevará a cometer hechos que están por fuera de nuestros cabales.
Otro agravante en estos días es el uso indiscriminado de la pólvora. No debemos a nuestros niños y jóvenes dejarlos manipular cuetes, cuetillos, voladores, papas, silvadores o tronantes, porque les pueden ocasionar graves heridas en sus extremidades superiores o inferiores, graves quemaduras en su piel. Produciendo una profunda tristeza, dolor y melancolía en sus hogares.
Al consumo de alcohol y pólvora se suma el de la gasolina, que en canecas nos aprovisionamos para quemar el año viejo, manipulación que requiere el sano juicio de personas mayores, experimentadas y con plena concienca de hacerlo sobre el año viejo en el centro de las calles o avenidas, alejados de sus viviendas.
Muchos acostumbran ir a dar el saludo de Navidad o año nuevo a sus familiares o amigos al acercarse la medianoche del 24 o 31 de diciembre. Prenden su vehículo estando alicorados y sin conciencia realizan largos recorridos, siendo los causantes de graves accidentes de tránsito, con el resultado de varios muertos y heridos.
Para evitarnos estos dolorosos momentos “entreguémos las llaves”, programémonos para resguardarnos en nuestra residencia, evitando salir de casa para no atentar contra la vida de los transeúntes y familiares, que nos puedan conducir a pasar las fiestas en un hospital, en la cárcel o en el cementerio.