Avanza a buen paso el proyecto de ley que intenta restringir el uso de los celulares en las instituciones educativas de nuestro país por parte de los estudiantes y profesores a todos los niveles, es decir, primaria, secundaria y bachillerato.
Para muchos incluyendo a su gestor el Representante a la Cámara, Rodrigo Rojas, la presencia de los celulares en las aulas de clases impide el proceso de aprendizaje de los estudiantes.
Los celulares e han convertido en un fenómeno distractor para los estudiantes en las aulas de clases que afecta el rendimiento de los estudiantes y como consecuencia lógica su rendimiento académico.
Y es una realidad palpable que hoy en las instituciones educativas los estudiantes antes que pensar en llevar sus útiles escolares piensan en que no se les que su celular.
Es cierto que el uso de las tecnologías modernas es una buena herramienta que bien utilizada, multiplica la capacidad de los seres humanos, pero bien utilizada y no como está sucediendo en la actualidad.
Muy bien que mediante la Ley se le ponga un “tate quieto” al uso de estos medios tecnológicos pues no se les está dando el uso correcto. No es raro ver a los estudiantes de hoy entretenidos en horarios de clase usando sus celulares pero no en la tarea investigativa o de conocimiento, sino mezclados en las redes sociales intercambiando apuntes con sus amigos.
Recientes investigaciones médicas demuestran que el uso desmesurado de los celulares por parte de los jóvenes, ha desencadenado en problemas de desarrollo de las habilidades sociales causando repercusiones en la salud física y mental.
También hay que tener en cuenta que el uso de la tecnología por parte de los estudiantes, ha neutralizado su capacidad de investigación para el conocimiento de los temas pues con un solo clik en google, tienen todo lo que se necesita.
Esta medida – la prohibición de su uso en las instituciones educativas- ya se aplica en diferentes países del mundo como Francia desde 2011 y ratificada en el presente año.
Además los padres y los educadores deben tener claro que el internet y las redes sociales son un ambiente inseguro para nuestros menores. Hoy no hay garantías que den tranquilidad ante peligros como la pornografía, contenidos inapropiados,‘sexting’, cibermatoneo, ‘oversharing’ y grooming, entre otros.