La palabra clave para reclamar medicinas como usuario de las EPS en Magangué es “paciencia”, pues hay que esperar turno por turno hasta que ser llamado a una ventanilla.
Ancianos, personas en condición de discapacidad, adultos, incluso jóvenes tienen que padecer la “enfermedad” de reclamar sus medicamentos, bien sea por primera vez o los que corresponden a tratamientos mensuales.
Manuel Manrique es hipertenso, tiene 68 años y llegó a las 7:30 de la mañana, a recibir, como cada mes, sus pastillas. “Me tocó el turno 80 y me tengo que aguantar hasta el final. Aquí es engorroso retirar las drogas. ¿Por qué tiene uno que vivir así, como cerdos? Esto es un calvario”, cuestiona el pensionado.
A pesar de contar con abanicos y aires acondicionados, es poco el aire que se siente en esas entidades prestadoras de salud. Las puertas se mantienen abiertas constantemente por el flujo de personas que entran y salen.
En algunos casos los usuarios aguantan lo más que pueden, pero en otros consideran que han “soportado mucho” y se molestan con los empleados.