La tasa de cambio del peso colombiano frente al dólar, llegó este lunes pasado a $3474 por dólar. Una fuerte devaluación que no se veía desde febrero de 2016 cuando alcanzó la cifra récord de $3434, 89. La conmoción financiera no solo se vive en Colombia y afecta al peso como moneda nacional, sino que, tiene alterados los mercados mundiales de divisas.
La razón de esta crisis coyuntural es la decisión del Banco Popular de China de permitir la fluctuación a la baja de la tasa de cambio del yuan frente al dólar, que superó por primera vez, desde la crisis financiera de 2008, la barrera sicológica de 7 yuanes por dólar. Y, además, la decisión a la baja de la tasa de interés de la Fed –Banco de Reserva Federal de los EE. UU., presionada por el presidente Trump.
Este es el último capítulo de la guerra económica entre los Estados Unidos y China que pasó de la guerra comercial –la imposición de cada vez más altos aranceles a los productos que se intercambian entre sí–, a la guerra de divisas con la devaluación del yuan y, que puede extenderse a una confrontación abierta y sin límites si los chinos hacen realidad la amenaza de liquidar en el mercado financiero mundial, las reservas en bonos del gobierno estadounidense que posee el banco central chino.
Sería la debacle del mundo financiero como lo conocemos hasta hoy desde que se establecieran las reglas en los acuerdos de Bretton Woods en 1948.
Por ahora, los efectos de la guerra de divisas entre los dos colosos económicos, está afectando de manera grave los mercados de acciones y bonos que están en caída libre; al precio de petróleo que viene cayendo por la expectativa de una menor demanda mundial, particularmente de China y, a las economías de los países con monedas débiles como Colombia, que sufren los embates devaluacionistas.
En este momento el peso colombiano es la moneda más devaluada del mundo, entre otras cosas por la extrema debilidad del sector externo, donde las importaciones son mayores que las exportaciones en una proporción muy alta, el 3.8 % del PIB. Esa debilidad, sumada al desequilibrio de las cuentas fiscales, insuficientes para garantizar la financiación del presupuesto, nos hace una economía de gran vulnerabilidad.
La perspectiva del futuro inmediato de la tasa de cambio es, según analistas, al alza. Hay quienes piensan que puede estar por encima de los $3500 en cuestión de días e, incluso superar rápidamente los $3600 o los $3700.
Una situación que puede dislocar completamente la economía colombiana si se entiende que la deuda pública y privada en dólares, supera la mitad del PIB, que las importaciones de bienes se encarecerían significativamente, y que los factores e insumos de producción tendrían alzas extraordinarias que dispararían la inflación.
Tal vez, uno de los pocos sectores, con beneficios relativos, sería el cafetero. Un triste consuelo.