El homicidio es el delito que considera y ha considerado la humanidad en todos los tiempos como el delito más grave o el peor de los crímenes; matar un hombre a otro hombre en forma violenta y arbitraria, ha dado razón a la humanidad siendo la vida de un valor insuperable y con ella, és la única manera de gozar de los otros dones de la naturaleza, para que haya tenido y mantenga sensata concepción sobre la gravedad de este delito.
Se deriva de la voz latina homicidium (de las palabras “homo” y “caedere”) la muerte de un hombre por otro hombre como lo había señalado del principio, en forma violenta y arbitraria, es decir, ilegítimamente.
Como dato histórico del homicidio y de su protuberante gravedad, tenemos que, desde la antigüedad las legislaciones judías castigaban éste delito con pena de muerte, en él Levítico igual lo penaba con muerte, textos de reconocida antigüedad, este último imponía la pena a talionar al homicida (si degolló, lo mataban al autor en igual forma). En Grecia, los castigos tenían fundamentos políticos, sin principio de humanidad, los ciudadanos Griegos que gozaban de pleno derecho no recibían castigo al matar esclavos o a extranjeros, en Esparta en tiempo remotos la muerte del Ilota (persona desprovista de derechos) era equiparada a los parias de la india, no recibían castigo, es decir, sus vidas no gozaban de protección penal.
En la historia del derecho romano se presentaron situaciones bastante llamativas, los padres tenían derecho a matar a sus hijos, lo propio que el ciudadano romano podía matar al esclavo sin poder ser castigado; en la roma antigua precisamente fue donde se usó la palabra “Paricida” (después fue “parricida”) se referían los romanos no a muerte de familiares, sino, a la de cualquier hombre (par, igual) siempre que no fuera un esclavo, con el transcurso del tiempo “parricida” se refiere al homicidio agravado de los ascendientes, descendientes y cónyuge (uxorocidio) cuando un hijo mataba a su padre o un padre a su hijo (filicidio), en las actuales legislaciones dicha voz, desapareció, hoy sé califica como homicidio agravado, castigado con mayor pena.
Bajo el imperio romano, la pena de homicidio fueron el destierro para los nobles y los plebeyos autores de homicidio eran arrojados a las fieras hambrientas en el circo romano, con Justiniano y Constantino acabaron con las impunidades siendo castigados a quién matare a otro, fuera ciudadano romano, noble, rico, etc. Y existió un castigo muy peculiar, que es hora y hoy lo mencionan historiadores y se dio en la antigua roma contemplada en la Lex Pompeia (Pompeyo, emperador romano) la pena del saco o culleum para los parricidas, se metía al autor del parricidio en un saco de cuero, lo cocían y lo tiraban al rio.
Los colombianos, la mayoría, se quejan porque las penas en el código penal colombiano son muy bajas, sin saber que siendo el homicidio de la gravedad que se le reconoce y se le ha reconocido desde la antigüedad, la mayoría de los países del mundo a éste delito, en sus códigos penales sé le asigna pena de prisión más benigna qué el código penal colombiano; para ilustración y sólo para tomar algunos países de América y sepan cuál es la pena señalada para el homicidio en casi todos los países de América: en Ecuador, en su código penal de 8 a 12 años, Costa Rica de 12 a 18, Uruguay de 20 meses de prisión a 12 años de penitenciaría, en Honduras pena de 15 a 20 años de reclusión; Guatemala de 6 a 20 años, Venezuela de 12 a 18 años, México de 12 a 24 años, Chile con presidio mayor en sus grados mínimos y medios, en Brasil de 6 a 20 años, y en Colombia de 17 a 33 años con aplicación de la ley 890 del 2004 que aumentó la pena para algunos delitos, entre ellos, el homicidio, si, la persona no tiene antecedentes penales, el homicida al ser condenado, tendría que castigarse en base al mínimo de la pena, qué, en algunos países de América como lo pueden ver, cómo es el caso de Brasil con pena mínima de 6 años.
La biblia hace mención del fratricidio (la muerte de un hermano a otro) de Caín, con comentarios bíblicos severos, el quinto mandamiento que Dios le dio a Moisés en el monte Sinaí, dice: “no matarás”, entienda su significado; es una prohibición terminante, un veto del que ningún ciudadano y menos llamarse cristiano, le és permitido violar, sin embargo, los momentos históricos del mundo son otros, en países donde los habitantes están familiarizados con ver muertos en las calles, todos los días, cómo es el caso de Siria, o en la franja de Gaza, en Israel, los transeúntes saltan cadáveres humanos en las calles y lugares públicos con indiferencia, para ellos, es común y están acostumbrados todos los días a ver cadáveres en las calles a causa de la guerra intestina que desde lejos tiempo se vienen dando en esas naciones, matar a otro en esos países o escuchar que alguién mató a otro, no causa asombro y ojo con Colombia, que para allá vamos y en peor escala se puede dar, en videos de redes sociales se han visto grabaciones horrorosas cómo la que vi aproximadamente hace uno o dos años, en donde en una calle de un pueblo de la costa, masacraron unos hombres violentos a machete en pleno día y ante la vista de un centenar de personas a un pobre hombre y lo más indignante del video ver a una cantidad de hombres y mujeres parados sin inmutarse viendo el hecho sangriento y con la boca cerrada. En el siglo XVIII tiempo en que inventaron las cárceles, en reemplazo a los castigos corporales, comenzaron en la mayoría de los países del mundo a castigar a los homicidas con estos encerramientos.